Los tóxicos de la vida actual nos obligan a un cambio
Víctor Corcoba Herrero/ Escritor
A raíz del acertadísimo tema del Día Mundial de la Seguridad
y la Salud en el Trabajo (28 de abril) para 2014, sobre "La seguridad y la
salud en el uso de productos químicos en el trabajo", se me ocurre pensar
en la penuria que viven tantas personas afectadas por la toxicidad de la vida
presente. Efectivamente, cada día son más los afectados por dolencias extrañas
que tienen su principal foco de gestación en atmósferas cargadas de sustancias
que nos trituran por dentro, hasta provocarnos malestar continuo, pérdida de
memoria, dolor de músculos y huesos, cansancio permanente, irritabilidad y
hasta falta de aire para poder respirar. Sin duda, necesitamos higienizarnos
con elementos más naturales para liberarnos de esta sobrecarga de insanos
productos que nos circundan. A unos les afectará más, a otros menos, pero lo
cierto es que estamos expuestos a un ambiente de toxicidades como jamás, que ha
de llevarnos a un cambio de usos y costumbres.
Estos productos químicos que nos bañan a diario, tanto
externamente como internamente, podrán ser indispensables para la vida de hoy,
pero quizás deberíamos gestionarlos mejor. Mucho me temo que el derroche está a
la orden del día. Tampoco se toma precaución alguna. Cualquiera los manipula.
Si en verdad tuviésemos un control más racional, proporcionado y ecuánime,
seguramente los efectos adversos para la salud serían mucho menores. Aunque no
se puede evaluar con datos recientes a nivel mundial, la Organización Mundial
de la Salud, divulgó en septiembre de 2012, en la Conferencia Internacional
sobre Gestión de Productos Químicos, el incremento brutal con referencia a
otros datos de 2004, de la toxicidad en el ambiente, incluyendo el aire, el
agua, las exposiciones profesionales y la ingestión tanto directa como
indirecta.
El momento que vivimos actualmente ha generado demasiados
trabajos en precario, en los que no se incluyen muchas veces la prevención de
enfermedades profesionales debido a las exposiciones a productos químicos. O lo
tomas o lo dejas. Esta es la cuestión. En
cualquier caso, la cantidad de factores físicos, químicos, biológicos y
psicosociales que afectan a la salud, en
parte por estos abusos de ofertas de trabajo indecente, donde para nada cuentan los valores del límite de exposición
profesional, hace que el aumento de toxicidades se acreciente por doquier. En
muchos países, toda esta contaminación se dispara, porque no hay control de
emisiones e indiscriminadamente se envían al aire, a los ríos o al mismísimo
suelo circundante, todo tipo de desechos. A mi juicio, hay una impunidad
manifiesta en temas de protección ambiental, sin acabar de reconocer el impacto
de desastre que puede ocasionar este tipo de actuaciones sin vigilancia.
Precisamente, en el año 2014, el mundo conmemora el treinta
aniversario del peor accidente industrial que haya ocurrido jamás. En diciembre
de 1984, ocurrió una fuga de más de cuarenta toneladas de gas metil isocianato como resultado de una
reacción química imprevista en una planta de Bhopal, India. Los efectos para la
salud y la considerable contaminación ambiental de esta tragedia aún se siguen
experimentando en Bhopal. El incidente demostró ser el foco desencadenante para
cambiar las prácticas de la seguridad y la salud en la industria química y
desarrollar mejores medidas de control de riesgos.
Está visto que no podemos seguir introduciendo sustancias
que provocan inseguridad en la vida de las personas. Hay que cuidar el medio
natural por encima de otros intereses, y ver la manera de que la actividad
humana cuide mucho más el impacto ambiental. Ahí están todas las legislaciones
internacionales, encaminadas a un desarrollo sostenible como una de las maneras
de proteger el medioambiente para las actuales y futuras generaciones. Por
tanto, si es importante garantizar que los fabricantes, importadores y
proveedores de productos químicos sean responsables de generar la información
requerida, y la pongan a disposición de sus clientes mediante la cadena de
suministro, de igual modo, ha de considerarse fundamental minimizar las exposiciones
del trabajador y las emisiones de estos productos al medio natural, además de
priorizar más la investigación sobre ciertos tóxicos presentes en alimentos y
productos. Dicho queda.