La poética viviente
(El místico resplandor del aire,
hará de la humanidad un cauce de sonidos armónicos, dando en sí mismo vida a
los movimientos).
I.- EN LOS MOMENTOS DE CRISIS
La unión es superior al
conflicto,
se empequeñece con la unidad;
es menester cultivar la
fidelidad,
traspasar el fuego del
entusiasmo,
sentirse amor y amar sin medida.
Precisamos abrirnos y reabrirnos,
abrigarnos mutuamente sin cesar,
advertirnos abrazados entre sí,
conciliar andares y
reconciliarse,
tanto con uno como con todos.
Para alcanzar la plenitud
interior,
hay que dejarse querer cada día,
hay que despojarse de miserias,
tener compasión y volverse niño,
y practicar la cercanía del alma.
II.- EN LOS SOPLOS DE VIDA
La vida te traslada y asciende,
te lleva por si misma adelante,
porque te hace observar y ver:
que el duro quehacer de vivir,
no está en bufar sino en darse.
En esa comunión de miradas,
es donde se reúnen los sueños,
que te estimulan a levantarte,
haciendo oír su níveo palpitar,
injertándonos valor para volar.
Necesitamos dar continuidad,
persistir en la pureza del verso,
y concebirnos en lo auténtico.
Dejemos que los soplos divinos,
nos alienten y alimenten de luz.
III.- EN LOS DÍAS DE CAMINO
Hay que resistir a las
corrientes,
por fuertes que sean las lluvias,
no hay que ceder y perseverar,
amparándose en la prudencia;
y junto a Jesús, estrado de bien.
Señor que no me olvide de ti,
que no arrincone tu presencia,
que no pase de tu paso jamás;
eres parte de mi vida, por ti
soy,
quiero ser tu eterna eternidad.
Vivo la esperanza del encuentro,
laboreo con la palabra a diario,
quiero ser parte de tu
inspiración;
aspiro a ser el silencio más
puro,
en medio de los ruidos nocivos.
Víctor Corcoba Herrero
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