“Estamos como estamos porque así queremos estar, y si así queremos estar, así merecemos estar”.
Joaquina Jara Junquera.
La extravagancia que implica al Estado de México como la entidad federativa que ocupa el primer lugar en pobreza es digna de consideración, sobre todo al exhortar que de ella se está nuevamente en la posibilidad de impulsar el próximo candidato a la Presidencia de la República; como se intento en el tiempo del Profesor Hánk en los años 70, también en la siguiente década con Alfredo del Mazo, incluso con Emilio Chuayffet cuando asumió – como todo un príncipe y en un ejemplar acto cortesano - la titularidad de la Secretaría de Gobernación en 1995 o, más recientemente, con Arturo Montiel quién sin embargo a la razón de la corrupción e impunidad evidente como a la incapacidad de controlar sus segundas nupcias le impidió, después del mexiquense Adolfo López Mateos, primero ser candidato y después el Presidente de todos los mexicanos.
Por ello es menester subrayar al respecto del “Valor agregado” que implica la pobreza, la manera en que los recursos destinados, por ejemplo a programas de carácter social, pasaron de 286 millones a más de 2 mil millones de pesos en la administración federal del cuestionado Presidente Calderón 2006-2012, mientras el número de pobres aumentó a 7 millones 117 mil 187, cifra que por sí sola representa el 14 % de menesterosos de todo el país. Información oficial de acuerdo al último estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Datos que colocan a nuestra entidad federativa con el mayor número de pobres, inclusive por arriba de Chiapas, Oaxaca o Veracruz.
Incluso los estudios de 2008 también realizados por el Coneval y antes de la crisis recurrente financiera de carácter internacional, indicaban que en el país teníamos 50.6 millones de mexicanos con pobreza patrimonial, es decir que no contaban con un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias, de salud, educación, vivienda, vestido y transporte público. Circunstancia suficiente que se reproduce como explicación en la configuración de los nuevos pobres, hoy vecinos en tierras mexiquenses, que adicionalmente se encuentran concentrados en las dos zonas metropolitanas importantes del Estado de México; la del Valle de México que aglutina a 59 municipios y la de la Ciudad de Toluca que incluye actualmente a 26 municipios. Por cierto entre las dos franjas urbanas se reúnen 85 de los 125 municipios de todo el territorio estatal.
Desagreguemos en consecuencia de esta referencia dos reflexiones puntuales que nos auxilien en comprender mejor este provocativo “valor agregado” que presume el Estado de México y le ofrece, al parecer, ventaja adicional al eventual candidato para el año 2012.
1.- Después de los resultados electorales del año 2009, que entre otras cuestiones “devolvieron” el ejercicio del poder político al PRI, al ganar 96 municipios y asumir – como en los mejores tiempos del hegemónico partido único – la mayoría simple en la actual LVII Legislatura, en este caso del Estado de México; circunstancia que “facilita” el camino político del año 2011 en la elección local de Gobernador, sin duda casi también para la jornada electoral compleja del 2012. Suplementariamente de incorporar, como “ventaja”, la existencia de una “oposición domesticada”; esta última en perversión colaboro para que el actual escenario de una nueva mayoría política de carácter tricolor así se diera.
2.- Mientras que beneficiado con el “valor agregado” que involucra un número extra de más pobres, el Estado de México en disyuntiva plantea sus necesidades para atender las exigencias de los humildes, que incrementados le implica más recursos financieros, pero le limita replantear sus alcances demográficos y políticos en la víspera del Censo de Población y Vivienda 2010, cuyos resultados preliminares se darán a conocer en diciembre del mismo año.
En corolario es necesario deliberar, ¿qué tan adecuado es el intercambio de recursos financieros, que por cierto se reciben prácticamente en forma inmediata y bajo el criterio de las “formulas” para medir la pobreza, contra la posibilidad de modificar históricamente –incluso con la participación entusiasta y comprometida de la población- la geopolítica territorial y demográfica de todo el dominio mexiquense?
De la respuesta al cuestionamiento anterior se está en la evidencia del atractivo que ahora implica el “valor agregado” de los pobres, pero también en la convicción del juego perverso del poder central que despacha desde los pinos, que se sujeta a decisiones de organismos internacionales que imponen cómo debe ser el “comportamiento” demográfico de todo México. Lo que implica una cuestión más: ¿Acaso este tipo de juego perverso y tentación no es similar a lo que desdibujo las oposiciones políticas formales, con la suscripción de la Reforma electoral previa a la elección del año 2009, en tierras mexiquenses?
Por: ATG.
No hay comentarios:
Publicar un comentario