Amigas y amigos:
Mexicanas, mexicanos:
La transformación está en marcha
y aunque es necesario seguir poniendo al descubierto la gran farsa neoliberal y
auspiciando el cambio de mentalidad del pueblo –porque eso es lo más cercano a
lo esencial y a lo irreversible– también
estamos desterrando vicios y prácticas deshonestas en el manejo del gobierno.
Una medida decisiva fue parar en
seco la tendencia privatizadora; se dejó de entregar concesiones a particulares
en minas, agua, hospitales, puertos, vías férreas, playas, reclusorios y obras
públicas. Pero, lo más importante, hemos detenido las privatizaciones en el
sector energético: en petróleo y electricidad.
Esta nueva política energética
busca producir en México las gasolinas que el país consume y dejar de
importarlas; con este fin se continúa destinando recursos para la modernización
de las seis refinerías existentes; en tres años la inversión pública destinada
a las refinerías ha sido de 33 mil 581 millones de pesos. Cuando llegamos al
gobierno estas refinerías estaban en el abandono y la administración anterior
había comenzado a vender plantas –como las de hidrógeno– al interior de sus
instalaciones; al inicio de nuestra administración las refinerías transformaban
511 mil barriles por día y ahora procesan 706 mil barriles diarios; es decir,
38 por ciento más. El reinicio de la construcción de la coquizadora de Tula,
Hidalgo, es una buena noticia, porque se ampliará la producción de esa
refinería en 70 mil barriles diarios de combustibles. En julio del año próximo
se terminará también la nueva refinería de Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, con capacidad
para procesar 340 mil barriles diarios. Cabe recordar que, desde hace 42 años,
significativamente desde el inicio del periodo neoliberal, no se había
construido una nueva refinería en nuestro país; la última fue la de Salina
Cruz, Oaxaca, que empezó a operar en 1979.
Durante el gobierno de Carlos
Salinas de Gortari, en 1993, en vez de hacer aquí una nueva refinería se optó
porque Pemex se asociara con Shell para compartir la refinería Deer Park de
Houston, Texas. Este año se hizo la oferta para comprar la parte de la
petrolera extranjera y se cerró la operación con un costo de 596 millones de
dólares; ahora la refinería será propiedad total de Pemex y su producción de
gasolinas y diésel y otros combustibles, 150 mil barriles diarios, se
destinarán al abasto del mercado interno de nuestro país.
Esta nueva política significa no
extraer más petróleo que el indispensable para cubrir la demanda de
combustibles del mercado interno. Con esta producción moderada cumpliremos el
compromiso de reponer como norma el 100 por ciento de las reservas probadas y
ayudaremos así a reducir el uso excesivo de combustibles fósiles. En suma,
seguiremos actuando de manera responsable y no se afectará la herencia de las
nuevas generaciones.
En cuanto a la industria
eléctrica, vamos a impulsar, este mes voy a enviar al Congreso una iniciativa
de una reforma constitucional que permitirá reparar el grave daño que causó la
privatización al sector público y a la economía popular, pues mientras el
mercado de esta industria se abrió para dar preferencia a empresas particulares
nacionales y sobre todo extranjeras con la entrega de subsidios, entre otras
prebendas, las plantas de la Comisión Federal de Electricidad fueron
completamente abandonadas. Ahora, estamos modernizando las plantas
hidroeléctricas para reducir el uso de combustóleo y carbón en la producción de
electricidad. La energía que se produce con agua es limpia y barata. De ahí que
hayamos decidido cambiar turbinas antiguas por equipos modernos, lo cual nos
permitirá aprovechar la infraestructura existente y el agua de los embalses
para producir más electricidad sin construir nuevas presas, sin causar
afectaciones y reducir la emisión de gases de efecto invernadero. En pocas
palabras, la meta es que tengamos abasto público suficiente de energía
eléctrica, que no haya apagones y evitar, en los hechos, que los consumidores
domésticos paguen la luz con tarifas más elevadas que las corporaciones
empresariales y las grandes cadenas comerciales.
• • •
Con presupuesto federal, sin las
onerosas asociaciones público privadas, las llamadas APP, o el otro invento
contra la Hacienda Pública, llamado Pidiregas, estamos construyendo carreteras,
presas, hospitales, universidades, escuelas, acueductos, sistemas de drenaje,
plantas de tratamiento de aguas residuales, puentes, refinerías, vías férreas,
centrales eléctricas, aeropuertos, cuarteles, bibliotecas, parques, mercados,
estadios, unidades deportivas y otras obras. Repito: sin asociaciones público y
privadas, sin Pidiregas y sin deuda, con presupuesto público.
Destacan la construcción del
aeropuerto Felipe Ángeles y el programa integral del Istmo de Tehuantepec para
articular puertos, trenes y crear una vía rápida de comunicación entre países
de Asia y la costa este de Estados Unidos.
Asimismo, el Tren Maya llevará bienestar a la región de mayor riqueza
arqueológica, cultural y turística del país y una de las más importantes de
mundo. Tan solo en la ejecución de estos tres grandes proyectos se están
generando 143 mil 137 empleos directos y 277 mil 49 indirectos.
Por otra parte, está en marcha la
integración económica y comercial con Estados Unidos y Canadá; el acuerdo de
cooperación con soberanía entre nuestros países significa producción, empleos,
mejores salarios y crecimiento en el norte del continente americano. Como complemento
al Tratado para intensificar la actividad productiva y comercial en la franja
fronteriza del norte, desde el comienzo del gobierno se puso en práctica una
estrategia de estímulos fiscales que consiste en reducir a la mitad el cobro
del IVA y del Impuesto Sobre la Renta, homologar el precio de las gasolinas y
el diésel con el de los estados fronterizos del país vecino y aumentar al doble
el salario mínimo; todo ello, aunado a un amplio Programa de Desarrollo Urbano
y Vivienda en los municipios de Tijuana, Mexicali, Nogales, San Luis Río
Colorado, Ciudad Juárez, Acuña, Piedras Negras, Matamoros, Nuevo Laredo y
Reynosa.
Aunque continúan los contagios,
se ha reducido considerablemente el número de hospitalizaciones y de
fallecimientos por COVID. La principal razón de esta disminución en la
intensidad de la pandemia es el Programa Nacional de Vacunación, que ha
funcionado con eficacia y ha llegado a todos los pueblos de México. Hasta hoy
hemos recibido 103 millones 296 mil 665 dosis de vacunas Pfizer, Sinovac,
Sputnik, AstraZeneca, Johnson & Johnson, Cansino y Moderna; de
farmacéuticas y gobiernos extranjeros que han demostrado con hechos su
solidaridad con México y con su pueblo. Destaco el apoyo de Cuba, de Argentina,
Rusia, China, India y Estados Unidos.
Se ha vacunado, al menos con una
dosis, al 65 por ciento de la población y reitero el compromiso de que en
octubre próximo la totalidad de los habitantes mayores de 18 años tendrán
cuando menos una dosis, a fin de que lleguemos mejor protegidos al invierno,
que es la temporada en la que se presentan con mayor frecuencia las
enfermedades respiratorias.
El que tengamos menos
hospitalizados y, sobre todo, el que se haya reducido considerablemente el
índice de letalidad, es decir, que haya menos fallecimientos entre las personas
contagiadas, resulta un logro humano muy importante, pero también un indicador
para la normalización de la actividad educativa, productiva y social del país.
Antier, el lunes, comenzó el nuevo ciclo escolar con la participación entusiasta
de maestras, maestros, madres y padres de familia; así como de 11 millones de
niñas, niños y adolescentes que luego de 18 meses, regresan a recibir clases
presenciales a la escuela, que es su segundo hogar y el principal centro de
convivencia para compartir afectos y tristezas y para recargarse de humanismo y
solidaridad.
En el campo se está produciendo
sin limitaciones; el año pasado la producción agropecuaria aumentó 2 por
ciento, y esa misma tendencia se registra en lo que va de 2021; el sector industrial
está en franca recuperación, al igual que el comercio, el turismo, el sector
restaurantero, la aviación y otros servicios. Casi todos los pronósticos para
este año coinciden en que la economía crecerá alrededor del 6 por ciento; la
inversión extranjera en el primer semestre fue de 18 mil 433 millones de
dólares, 2.6 por ciento mayor a la registrada en el mismo periodo del año
pasado y la mejor en la historia del país. No hemos contratado deuda pública
adicional; el peso no se ha devaluado durante los dos años y nueve meses del
sexenio, como no había sucedido en tres décadas, y el salario mínimo ha
aumentado en términos reales, en 44 por ciento, algo que no había ocurrido en
más de 30 años.
Cuando llegamos al gobierno, un
salario mínimo alcanzaba para comprar 5.8 kilogramos de tortilla y ahora, a
pesar de la inflación, permite adquirir 7.7; es decir, casi dos kilos más. No
hemos aumentado en términos reales los precios de las gasolinas, el diésel y la
electricidad; el gas ha subido un poco por encima de la inflación, pero pronto
vamos a corregir ese aumento, ya lo estamos haciendo, pues ya iniciamos la
venta a precios justos de cilindros del Gas Bienestar.
Desde que llegamos al gobierno
hasta la fecha, el índice de la Bolsa de Valores ha crecido en 28 por ciento,
como nunca en su historia; la inflación, aunque recientemente aumentó, ya se
mantiene estable; se ha reducido 3.5 por ciento la tasa de interés que fija el
Banco de México y si esa institución tenía a fines de la administración pasada
reservas por 173 mil 775 millones de dólares,
actualmente ascienden a 205 mil 391 millones de dólares, lo que
significa un aumento del 18 por ciento, un máximo histórico, más de 30 mil
millones de dólares; y también es satisfactorio informar que posterior a la pandemia
se han creado 1 millón 202 mil 691 empleos y solo faltan 192 mil 713 para
recuperar a los asegurados que había en el Seguro Social antes de la crisis
sanitaria y que sumaban 20 millones 613 mil trabajadores, un objetivo que
alcanzaremos en los próximos dos meses.
Lo más importante es que la
pandemia no desembocó en una crisis de consumo; gracias a las remesas y a los
apoyos de los Programas de Bienestar que llegan y se aplican de abajo hacia
arriba, de los más pobres hacia la cúpula de la pirámide poblacional, se ha
podido evitar la falta de alimentos y otros bienes de primera necesidad. Las
tiendas departamentales han incrementado sus ventas en un 34 por ciento de
enero a agosto de 2021, respecto al mismo periodo del año anterior. No se han
registrado saqueos a comercios ni actos de vandalismo o desesperación por
hambre o desatención a las necesidades básicas de la gente. Hay paz social y
gobernabilidad en nuestro país.
A partir de la pandemia decidimos
reforzar los apoyos sociales, ampliando el presupuesto destinado a la gente: se
entregaron más de 3 millones de créditos a pequeñas empresas del sector formal
e informal y se decidió ampliar el Programa de Mejoramiento Urbano que consiste
en introducir de agua potable, drenaje y pavimentación en 77 municipios de
varios estados; se han entregado en todo el país 111 mil apoyos para
construcción, mejoramiento y ampliación de vivienda, todo esto implica una
inversión adicional de 280 mil millones de pesos. Todo ello se unió a un hecho
excepcional: en estos últimos tiempos, han crecido como nunca las aportaciones
que realizan nuestros paisanos migrantes a sus familiares en México.
El año pasado las remesas se
elevaron a 40 mil 600 millones de dólares y en este año estimamos, de acuerdo
al comportamiento hasta el día de hoy, que superarán los 48 mil millones de
dólares; es decir, 18 por ciento más. Hoy acaba de dar a conocer el Banco de
México que las reservas de julio alcanzaron los 4 mil 540 millones de dólares,
es una cifra récord mensual: 4 mil 540 millones de dólares. Aprovecho para
recapitular: récord histórico en remesas; récord histórico en inversión
extranjera; récord histórico en incremento al salario mínimo; récord histórico
en no devaluación del peso; récord histórico en no incremento de deuda; récord
histórico en aumento del Índice de la Bolsa de Valores; récord histórico en las
reservas del Banco de México. Está como para decir a los cuatro vientos,
presumir. Pero no he terminado, lo que acabo de decir es como para decir a los
tecnócratas neoliberales: “tengan para que aprendan”.
Agrego algo muy serio, profundo, fundamental: el dinero
de las remesas llega hasta abajo, a las familias y comunidades más pobres del
país; estamos hablando de más de diez millones de envíos de 380 dólares
mensuales en promedio por familia: 7 mil 600 pesos mensuales. Esta derrama de
recursos, aunada a otra cantidad similar que se destina del presupuesto público
a los distintos Programas de Bienestar, es la esencia de nuestra estrategia
para enfrentar la crisis. En otras palabras, con esta inyección rápida y
directa de recursos a las familias, se ha fortalecido la capacidad de compra o
de consumo de la gente y con ello se ha podido reactivar pronto la economía.
Todos los días, desde las seis de
la mañana, de lunes a viernes, realizamos en Palacio Nacional, aquí en Palacio
Nacional, reuniones del gabinete de seguridad, integrado por la Secretaría de
Gobernación, la Secretaría de Defensa, la Secretaría Marina y la Secretaría Seguridad Pública y Protección Ciudadana, que
es la encargada de coordinar este gabinete; en esas reuniones diarias recibimos
reportes del país sobre esta materia y se toman decisiones que permitan
enfrentar los distintos delitos y garantizar la paz.
Fruto de este trabajo conjunto de
todos los días son los siguientes resultados: en el tiempo que llevamos en el
gobierno se redujo el robo de combustibles, el llamado huachicol, en 95 por
ciento; los homicidios, en 0.5 por ciento; el robo de vehículos, en 28 por
ciento; el secuestro, en 18 por ciento; y así en casi todos los delitos del fuero
común y federal. En suma, de 11 delitos considerados como de mayor impacto,
solo tres han presentado aumentos: el feminicidio, que creció en 13 por ciento,
y que posiblemente, reitero, antes no se clasificaba como ahora; la extorsión,
que aumentó en 28 por ciento; y el robo en transporte público individual, que
creció 12 por ciento. El 27 de julio de este año, el INEGI dio a conocer el
dato de homicidios registrados en 2020 que, como en 2019, refleja que ya se
detuvo la tendencia ascendente en este delito e inclusive se ha logrado una
pequeña disminución.
En vez de conseguir líneas de
crédito para endeudar al país, como era la práctica neoliberal durante los
periodos de crisis, nosotros optamos por intensificar el combate a la
corrupción. Desde el primer año de gobierno logramos, entre otras medidas,
eliminar la condonación de impuestos a grandes contribuyentes, beneficiarios
del influyentismo y se estableció en la Constitución, se tipificó la corrupción
como delito grave –pues no lo era–, sin conceder al inculpado la posibilidad de
obtener libertad bajo fianza.
Ahora estamos mejorando nuestra
recaudación de impuestos, procurando cobrar a grandes corporaciones nacionales
y extranjeras que se las ingeniaban para no pagar sus contribuciones –lo que es
lo mismo: para delinquir– y gozar de
impunidad. Hoy, la Hacienda Pública se está fortaleciendo en la medida que
impide los fraudes fiscales. Un dato: aun con la crisis por la pandemia del
COVID-19, los ingresos del gobierno federal hasta el día de ayer sumaron dos
billones 438 mil 557 millones de pesos, es decir, fueron 2.6 por ciento
superiores en términos reales al mismo periodo del año pasado y 0.8 por ciento
más que lo estimado en la Ley de Ingresos de la Federación para este año.
Estoy obligado a informar, por
ética y honestidad, que en los últimos dos sexenios los grandes contribuyentes
se beneficiaron con condonaciones por 366 mil 174 millones de pesos y que solo
58 de esos grandes contribuyentes, grandes corporaciones empresariales y
financieras, 58 dejaron de pagar, en los dos sexenios anteriores, 189 mil 18
millones de pesos.
Ahora, por el contrario, no
existe el ofensivo privilegio de las condonaciones, estamos cobrando deudas
vencidas y no se tolera el fraude fiscal. Esto es posible cuando se actúa con
integridad y honradez, cuando se tiene autoridad moral y autoridad política. La
mejor demostración de las ventajas de esta estrategia, que consiste en actuar
con honestidad, se advierte con claridad en el comparativo de costos, calidad y
tiempo, entre la construcción que realizan los ingenieros militares del
aeropuerto civil de Santa Lucía ‘General Felipe Ángeles’, y el fallido proyecto
del aeropuerto de Texcoco. Esa obra, cancelada por decisión del pueblo, tenía
un costo estimado, sin considerar otras pérdidas, de más de 300 mil millones de
pesos; en contraste, el aeropuerto ‘General Felipe Ángeles’ se construirá con
menos de 80 mil millones de pesos; y aún sumando los 100 mil millones que costó
la liquidación a empresas que mantenían contratos en el proyecto de Texcoco,
obtendremos un ahorro de alrededor de 120 mil millones de pesos.
Por añadidura, que esto también
es muy importante, la nueva terminal aeroportuaria la vamos a inaugurar antes
que el proyecto, que el aeropuerto proyectado en Texcoco; el aeropuerto
‘General Felipe Ángeles’ comenzará a operar el 21 de marzo del próximo año, en
tanto que la entrada en funciones del de Texcoco estaba programada para 2025,
siempre y cuando alcanzara el presupuesto y se cumpliera con el tiempo estimado
de construcción. En fin, es demostrable que no permitir la corrupción y la
impunidad ayuda a liberar fondos para el bienestar y el desarrollo del país.
Esa es la fórmula, no permitir la corrupción, gobernar con austeridad y no
permitir la impunidad: moralizar la vida pública de México.
• • •
Al mismo tiempo que comenzamos a
combatir la corrupción, reitero, se puso
en práctica una política de austeridad republicana. En dos años y nueve meses
hemos ahorrado un billón 400 mil millones de pesos en compras y contratos,
reduciendo al mínimo el robo de combustible –el llamado huachicol– y
disminuyendo drásticamente la defraudación fiscal y otras malas prácticas
dañinas que proliferaban en la Hacienda Pública en el antiguo régimen. La
austeridad, la cancelación de fideicomisos, de contratos leoninos y fondos que
se manejaban de manera discrecional, deshonesta y en beneficio de minorías,
también nos han permitido liberar más presupuesto en beneficio del pueblo.
Con esta fórmula de combatir la
corrupción y gobernar sin lujo ni frivolidad hemos podido cumplir los
compromisos de no endeudar al país, no aumentar impuestos, no subir los precios
de los combustibles y, lo más importante, esta nueva política económica,
fincada en la moralidad, nos ha permitido financiar programas sociales para el
bienestar de nuestro pueblo, en especial, para los más pobres y marginados.
Ya es una realidad la pensión
universal para los adultos mayores, que va a ir aumentando, para enero de 2024
todos los todos los adultos mayores van a recibir el doble de lo que se les
entrega en la actualidad. Para enero del 24, una pareja de ancianos respetables
va a tener ingresos suficientes para su alimentación, nos vamos a sentir todos
muy orgullos, muy fraternos, muy humanos. También vamos a continuar apoyando a
niñas y niños con discapacidad con sus pensiones, se van a seguir entregando
las becas a estudiantes de familias pobres y la atención médica y los
medicamentos, se entregarán, o mejor dicho se seguirán entregando en forma
gratuita; programas que, por cierto, ya se elevaron a rango constitucional y
están establecidos como derechos de observancia obligatoria para quien esté en
el gobierno.
Además de esta acciones
emprendidas desde el principio, se ha atendido al campo; se ayuda de manera
directa con recursos económicos a productores y pescadores; se establecieron
los precios de garantía; se están sembrando árboles frutales y maderables en un
millón de hectáreas y hay 420 mil sembradores que reciben un jornal para
cultivar sus parcelas, sean pequeños propietarios o ejidatarios; se entregan
fertilizantes a todos los productores de Guerrero que suman 340 mil 460
personas, así como a otros 62 mil 536 de Puebla, Tlaxcala y Morelos, este
programa de fertilizantes gratuitos lo vamos a ampliar el año próximo a otros
estados; un millón 800 mil jóvenes han trabajado como aprendices con una
percepción de un salario mínimo en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro;
no hemos dejado de pagar a médicos, enfermeras, soldados, marinos y otros
servidores públicos; se canceló la mal llamada reforma educativa: 56 mil
comités escolares formados por maestros, alumnos y madres y padres de familia
ya reciben de manera directa el presupuesto para el mantenimiento de las
escuelas.
No han faltado los
libros de texto para el nivel básico y educación media superior y se
trabaja en mejorar sus contenidos; están terminadas o en proceso de
construcción 140 universidades públicas; hemos aumentado en nueve mil 370 las
becas de posgrado e investigadores para llegar a un total de 125 mil 816 y
recientemente se amplió al doble el número de médicos que recibirán una beca
para cursar una especialidad en el país o en el extranjero; 85 mil 988
comunidades ya cuentan con conexión a Internet, el año próximo serán 122 mil y
en 2023 la red cubrirá todo el territorio nacional; sigue en expansión el Banco
del Bienestar, para el cual se han construido, hasta ahora, mil 64 sucursales,
hay 368 más en proceso y en los próximos dos años tendrá cobertura hasta en las
regiones menos comunicadas del país, con dos mil 700 nuevas sucursales del
Banco del Bienestar. En materia de promoción cultural, hemos publicado 79
títulos de grandes autores, con cuatro millones 380 mil ejemplares gratuitos o
a precios módicos; se incluye la colección “21 para el 21” con motivo de la
conmemoración del México Independiente; están en construcción los parques
culturales y ecológicos del Bosque de Chapultepec y del Lago de Texcoco.
En estos dos años y nueve meses
de gobierno, hemos tomado decisiones trascendentes y consideramos que se ha
trabajado con intensidad y en bien del pueblo. Por ejemplo, de los 100
compromisos que hice en el Zócalo el primero de diciembre de 2018 al tomar posesión,
hemos cumplido la gran mayoría, 98 de 100 compromisos, solo tenemos pendientes
dos: descentralizar el gobierno federal y conocer toda la verdad acerca de la
desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, y en eso estamos.
Pero también hemos hecho muchas
otras cosas que no estaban incluidas en ese listado de compromisos. Por
ejemplo, terminamos el Tren Suburbano de Guadalajara y continuamos con el de
Toluca a la Ciudad de México; rehabilitamos los aeropuertos de Tuxtla
Gutiérrez, Chetumal y el aeropuerto capitalino; hemos invertido 34 mil millones
de pesos en el mantenimiento de 40 mil kilómetros de carreteras del país; desde
enero de este año se aplica en la frontera sur la misma política de estímulos
fiscales que iniciamos en 2019 en la frontera norte; Chetumal ha vuelto a ser
zona libre; se está limpiando de corrupción Conagua, Capufe, el Instituto
Nacional de Migración, el SAT y las aduanas; se creó la Guardia Nacional, se
han construido 189 cuarteles y ya se cuenta con 100 mil elementos de la Guardia Nacional para
proteger al pueblo de México.
Las Islas Marías dejaron de ser
penal y se convirtieron en el Centro de Educación Ambiental y Cultural ‘Muros
de Agua-José Revueltas’; no hemos otorgado ninguna concesión minera; se
implementó el Programa Nacional de Búsqueda y Localización de Personas
Desaparecidas por la violencia; se reinstaló a todos los maestros despedidos
por la imposición de la mal llamada reforma educativa y se están reparando
daños cometidos a personas o familiares afectados por la corrupción neoliberal
o por la violación de Estado, como los casos de la Guardería ABC en Hermosillo,
Sonora, y Pasta de Conchos, en Coahuila; se mantiene el programa de protección
a periodistas; se creó el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado; se inició
la entrega de mercancías decomisadas en beneficio de comunidades pobres; se
ayuda a los damnificados por inundaciones y otros fenómenos naturales tanto en
México como en el extranjero; hasta ayer habíamos ofrecido 685 conferencias de
prensa de 7 a 9 de la mañana de lunes a
viernes; he visitado como presidente todos los estados del país; unos –los
menos– cuatro veces y otros, hasta en 28 ocasiones.
Entró en vigor el nuevo tratado
comercial con Estados Unidos y Canadá; se aprobó la nueva ley laboral para
garantizar el voto directo y la democratización de los sindicatos; se aumentó,
en los hechos, el reparto de utilidades, se terminó con la subcontratación y se
redujo el costo de administración de las Afores; se ha basificado a 400 mil
trabajadores de la educación; se han entregado puntualmente las participaciones
federales y los recursos del presupuesto que por ley corresponden a estados y
municipios; la independencia de los poderes Legislativo y Judicial y de la
Fiscalía General de la República es una realidad; no se fabrican delitos ni se
persigue o espía a opositores; la represión política ha dejado de existir y han
quedado atrás las presiones del poder público a los medios de información para
influir en su línea editorial; no hay escasez de alimentos, materias primas o
combustibles; el sistema financiero funciona normalmente; sólo ha habido 20
huelgas de trabajadores; las manifestaciones de protesta se han reducido al
mínimo; los créditos del Infonavit y del Fovissste se entregan de manera
directa a los trabajadores y no hay desalojos por causas injustas o deudas
contraídas con estos organismos; ofrecimos asilo al expresidente Evo Morales y
a sus colaboradores; no tenemos conflictos con ningún gobierno en el mundo; no
se han violado los derechos humanos de migrantes.
El caso excepcional de hace unos
días, en que dos funcionarios de Migración patearon a un ciudadano haitiano,
ese mismo día se atendió, fueron dados de baja los dos funcionarios y están a
disposición del Órgano Interno de Control, no va a haber represión en nuestro
gobierno, eso debe quedar en manifiesto. Se permitió la entrada a organismos
internacionales para vigilar el cumplimiento de los derechos humanos en nuestro
país.
En estos 34 meses solo ha
ocurrido un apagón importante y no se ha presentado una crisis por desabasto de
agua; se resolvió el problema de la escasez de gasolina que se originó por el
combate al robo de combustibles y se adquirieron 612 pipas o carros-tanque que
opera la Secretaría de la Defensa Nacional; hay información permanentemente
sobre quién es quién en los precios; están en curso dos campañas de información
para no consumir drogas ni productos chatarra; se inauguró el túnel Emisor
Oriente para evitar inundaciones en el Valle de México; nuestro país fue
electo, casi por unanimidad, para integrar el Consejo de Seguridad de la ONU y
en noviembre próximo asumiremos la Presidencia de ese organismo; de igual
manera, se aprobó la resolución que presentamos en esa organización para
garantizar la equidad en el comercio de medicinas y vacunas; se estableció el
sistema de educación por Internet, radio y televisión; se montaron mil 530
exposiciones artísticas y arqueológicas en México y el extranjero.
Se celebraron anualmente los
actos cívicos del Grito y el desfile de Independencia, como se van a llevar a
cabo en este mes de septiembre, mes de la patria; así como la conmemoración del
inicio de la Revolución Mexicana; 925 deportistas y entrenadores de alto
rendimiento han recibido de manera directa apoyos para su preparación por un
monto global de 500 millones de pesos. En las olimpiadas de Tokio 2020, los
deportistas mexicanos compitieron con profesionalismo y dignidad, y obtuvieron
cuatro medallas de bronce. Quienes
participan en los juegos Paralímpicos son un orgullo nacional, han conseguido
hasta ahora cinco medallas de oro, una de plata y ocho de bronce. En este mes,
cuando regresen a ellos y a toda la delegación que representó a México en las
olimpiadas de Tokio, se les entregará a todos, incluyendo a sus entrenadores, estímulos
económicos.
Como indicador alternativo y
complementario al Producto Interno Bruto se está elaborando el Índice de
Bienestar; se lleva a cabo el proyecto Agua Saludable para La Laguna de
Coahuila y Durango; se ha consolidado el Servicio de Protección Federal para
prestar seguridad a las secretarías y organismos de la administración pública
federal; ha iniciado el proyecto de construcción del nuevo Aeropuerto de Tulum,
Quintana Roo.
Se están creando escuelas para la
formación de deportistas y maestros de educación física; se aplica un nuevo
etiquetado en alimentos para evitar el consumo de productos chatarra; se
incorporó a la enseñanza pública la nueva materia Vida Saludable y se instaló
una comisión para impulsar el Plan de Justicia para el pueblo yaqui de Sonora,
entre otras acciones.
Pero lo más importante es que ya
están sentadas las bases de la transformación: a solo dos años, nueve meses de
ocupar la Presidencia, puedo afirmar que ya logramos ese objetivo; repito,
sentar las bases para la transformación de México: ahora se respeta la Constitución, hay
legalidad y democracia se garantizan las libertades y el derecho a disentir;
hay transparencia plena y derecho a la información, no se censura a nadie; no
se violan los derechos humanos, el gobierno no reprime al pueblo y no se
organizan fraudes electorales desde el poder federal; el poder público ya no
representa, como era antes, a una minoría sino a todos los mexicanos de todas
las clases, culturas y creencias. Se gobierna con austeridad y autoridad moral,
no se tolera la corrupción ni se permite la impunidad; en la práctica, no hay
fueros ni privilegios; se protege la naturaleza; se auspicia la igualdad de
género; se repudia la discriminación, el racismo y el clasismo; se fortalecen
valores morales, culturales y espirituales; se cuida y se promueve el
patrimonio cultural e histórico de México.
Es un timbre de orgullo el que, a
pesar de la crisis sanitaria y económica que provocó la pandemia, y con todo y
el sufrimiento que nos causó, no dejamos de trabajar para consumar la Cuarta
Transformación de la vida pública de México. Es evidente que si avanzamos y
resistimos es porque nos decidimos a enfrentar, en primer término, en primer
lugar, la peste de la corrupción que tanto daño ha causado a México y a su
pueblo.
Esto siempre lo ha sabido el
pueblo, pero es ahora que se comprende mejor y se asiente como una realidad,
porque el dinero que antes se robaban ahora llega a los de abajo, a los
olvidados, a los marginados de nuestro país. Puedo afirmar, a este respecto,
que el 70 por ciento de los hogares de México está inscrito en cuando menos un
programa de bienestar o se beneficia de alguna manera del presupuesto nacional
y que al resto, al 30 por ciento de los mexicanos con mejores condiciones económicas
y de trabajo, tampoco los hemos dejado en el desamparo; ellos obtienen condiciones para seguir progresando y vivir
en paz, sin miedos ni temores, y pueden sentir la gran satisfacción que produce
a cualquier ser humano de buenos sentimientos el llevar a la práctica el
principio fundamental del amor al prójimo y el servicio a los semejantes.
En este 2021 estamos conmemorando
los 700 años de la fundación de nuestra ciudad capital, México-Tenochtitlan.
También recordamos la caída de Tenochtitlan, hace 500 años, por la invasión
española, así estamos recordando, conmemorando los 200 años de nuestra
Independencia, alcanzada formalmente el 27 de septiembre de 1821. Para
nosotros, la historia, como diría Cicerón, es la maestra de la vida; las
culturas heredadas de nuestras grandes civilizaciones han sido siempre nuestra
salvación, las culturas siempre nos han salvado; nos han salvado ante
agresiones, huracanes, temblores, inundaciones, incendios, sequías, epidemias,
malos gobiernos, saqueos y otras desgracias. Por eso no debemos olvidar nuestro
pasado, ni el pasado que inicia con la invasión de hace 500 años, ni mucho
menos el pasado que tiene que ver con el México prehispánico, lleno de cultura
y grandes civilizaciones: sus enseñanzas son la base para que en la actualidad
podamos edificar todo juntos, desde abajo, un mejor porvenir.
Amigas y amigos:
Todo lo alcanzado por el gobierno
que encabezo es fruto del trabajo de muchos servidores públicos, muchos
servidores públicos, que quisiera yo tenerlos enfrente para agradecerles por su
dedicación, por su entrega. Servidores públicos honestos y comprometidos con
resolver las demandas de nuestro pueblo.
Agradezco el apoyo de ustedes,
mujeres y hombres integrantes del gabinete, mujeres y hombres leales y
solidarios, fraternos. Pero, sobre todo, mi gratitud a la gente, al pueblo, al
pueblo raso, por su respaldo y confianza. Tengo muy claro que debemos atender a
todos con respeto, sin dejar de ayudar a nadie; pero la preferencia se debe
seguir dando a los más pobres y necesitados. Es decir, debemos seguir aplicando
el criterio de que, por el bien de todos, primero los pobres.
Como lo escribí en la introducción
de mi nuevo libro que se llama, precisamente, A la mitad del camino, es tan
importante lo logrado, hasta ahora, en este periodo que hasta podría dejar
ahora mismo la Presidencia sin sentirme mal con mi conciencia. Que es lo más
importante en mi vida.
Reitero, es mucho lo realizado y
sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en
bien del pueblo y de la nación; cómo podrían los conservadores, por ejemplo,
quitar las pensiones a los adultos mayores, cómo podrían suprimirse las becas a
los estudiantes pobres; cómo volver al lujo, a las extravagancias en el
ejercicio del gobierno; cómo regresar a la condonación de impuestos a las
grandes corporaciones económicas o financieras; cómo retornar a la
privatización depredadora de los bienes públicos, cómo lograrían que
volviera a imperar la corrupción en nuestro país. En fin, un retroceso no sería
cosa fácil.
Vamos bien y estoy seguro de que
la gente va a votar a finales de marzo del año próximo porque continúe mi
periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024. Desde luego no solo
es esto lo único que necesito para cumplir mi misión: falta lo que diga la
naturaleza, la ciencia y el Creador, no podemos ser soberbios. Pero si tengo
suerte y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no
dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo
diré a los cuatro vientos: ¡Misión cumplida! Me voy a Palenque, les dejo mi
corazón.
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