lunes, 24 de diciembre de 2018

Compartiendo diálogos conmigo mismo


Dejémonos conmover por la bondad del niño Dios


Es el momento de unir el cielo con la tierra,
de que sus moradores donen su corazón,
y eleven plegarias al Niño y alaben a Dios,
porque la paz llega de su mano y nos llena.

Gloria al Niño, con su venida el amor nace,
dejémonos atrapar por su mirada divina,
sonriamos, tenemos hambre de sus caricias,
necesitamos sentir a Dios dentro para vivir.

Mientras el mundo se ve azotado por odios,
y nuestra propia especie se endiosa y degrada,
la Navidad nos recuerda lo necios que somos,
pues la llama que nos llama es nuestro Padre.

Volvamos los ojos hacia sí, retrocedamos
a ese Creador nuestro, hagamos piedad,
pidamos perdón, a ese Jesús de la bondad,
que no fue acogido y que fue crucificado.

En este preciso soplo, por doquier, se percibe
una pobreza de diálogo y de reconciliación,
ayúdanos, ampáranos y protégenos siempre,
que sólo hay una congoja la de no ser poesía.

Ese Niño que nos brota, se acerca y nos ríe,
quiere consolarnos, ofrecernos otras sendas;
las de la verdad, aquellas que hacen justicia,
y las de la ternura, aquellas que nos dan vida. 



Víctor Corcoba Herrero

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