Tiempo de peregrinaje
(El místico ciclo, revela el
sentir de la poética que soy, puro corazón andante de ciclo místico)
I.- LA VIVENCIA DE LA VIRTUD
Venimos al mundo tras romper en
llanto,
después de desgarrar la estrofa
galáctica,
a experimentar esta dimensión
mundana
y a percibir lo rudo de este soez
itinerario,
de no dejarnos acompañar por la
bondad.
Vuelva la compasión a ser nuestra
pasión,
la pasión por hacer el camino del
verso,
el verso que ha de hacerse mirada
de luz,
la luz que ha envolvernos en la
verdad,
la verdad que nos dona vida en la
virtud.
La moralidad de los andares
creará ruta,
plasmará nuestras huellas sobre
la tierra,
forjará la inspiración en todas
las cosas,
moldeará nuestros balanceos
viciosos,
y modelará el orgullo antes de la
caída.
II.- LA EVIDENCIA DE LOS
SENTIMIENTOS
Desechemos cualquier interés
mundano,
pongamos corazón en nuestras
andanzas,
apartemos de nosotros las
simulaciones,
también quitemos los deslices
patéticos,
pues aquel que no se quiere, está
muerto.
Que no decaiga el parentesco
espiritual,
retorne el dulce efecto del
afecto profundo,
lo que evidencia nuestra origen
universal,
la pertenencia a la familia del
Crucificado,
a la que estamos llamados por el
amor.
Sentirse amado, es un estado de
ánimo
que nos vivifica, la concreción
de la fe,
la certeza de Jesús que desde la
cruz
abre las manos al perdón y nos
renueva,
invitándonos a seguir su obrar
exigente.
III.- LA CONVENIENCIA DE
SOMETERSE
Toda variedad ha de someterse al
respeto,
ha de crecer en la consideración
hacía sí
y hacia los demás, y ha de verse
en paz,
para merecer coronarse como
servidores,
que es lo que da sentido a la
existencia.
La nívea cognición no se
entregaría nunca,
si no se conceptuase que surgen
ocasiones,
en los que debe postrarse y bajar
la vista,
para reencontrarse consigo y
enmendarse,
en favor de los humildes y de los
últimos.
Tan valioso como poseerse es
amansarse,
subordinarse a la sensibilidad de
relación,
contenerse en los lenguajes
desparramados;
que la clemencia es paciente en
la escucha,
aunque sintonice cosas que no le
agraden.
Víctor CORCOBA HERRERO
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