jueves, 28 de mayo de 2015

Columna

Algo más que palabras

Como los cascos azules, yo también sueño con la paz de cada día

 Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

Decía el inolvidable poeta, novelista y ensayista mexicano, Amado Nervo, que tan importante como el pan de cada día, era la paz de cada jornada, sin la cual hasta el mismo mendrugo nos resulta amargo. Ciertamente, no le faltaba razón. Hemos sido creados para la armonía, para vivir dependientes de lo armónico, aunque cada día fabriquemos más armas, y nos reinventemos nuevas intimidaciones en lugar de sembrar sonrisas para unir corazones. Es una realidad, por otra parte, que cada día nos perdonamos menos y cultivamos más la venganza. Nos hemos vuelto guerreros y hasta alzamos contiendas contra nosotros mismos para fortalecer nuestro altanero y personal yo, sumido en la posesión permanente y sin donación alguna. Practicamos la mentira y nos las creemos como verdad. Cultivamos la palabra y la usamos como espada en vez de utilizarla como abrazo. Surcamos mundos y ejercemos la indiferencia en cada esquina. Andamos crecidos por el miedo, la avaricia, la envida, el odio y el orgullo, sin hacer nada por eliminarlos de nuestro horizonte existencial. Somos así de necios, y la necedad es lo que la levadura para la masa en este tiempo de incertidumbres. Con estas mimbres dentro de cada uno de nosotros, de nada sirva soñar con la paz de cada día, sino ponemos nuestro corazón al servicio de nuestros análogos.


Decididamente hay que poner todo el intelecto al auxilio del que nos pide un poco de ternura. Ahora bien, antes que en ningún sitio, hemos de buscar el sosiego en nuestro interior. Tampoco vale buscar la paz en el exterior, sino la hallamos en nuestras propias habitaciones interiores. Tenemos que reencontrarnos, vivir mucho más interiormente, crecer como personas, abandonar cualquier actuación nuestra de intolerancia y discriminación, si en verdad queremos construir un mundo más habitable. Todos, sin excepción, estamos llamados a generar un clima de convivencia, y no de conveniencia, por consiguiente más del espíritu que del cuerpo, más de la vida que de la muerte, más del orden innato establecido que del jerárquico dictado por los poderosos. Nadie tiene potestad para excluir a nadie. Somos necesarios, únicos e imprescindibles cada cual consigo mismo. Precisamos hablarnos todos con todos. Nadie ha de ser enemigo de nadie. Por desgracia, nos hemos acostumbrado a predicar mucho sobre la paz, pero al final ni creemos en ella, ni tampoco trabajamos a jornada completa y mucho menos sinceramente para conseguirla. Aunque la simpleza nos domina a su antojo, quizás algunos sí se la crean, me refiero a las fuerzas de mantenimiento de la paz, a los Cascos Azules que trabajan en los rincones más peligrosos e inestables del planeta. Ellos sí que se merecen nuestro recuerdo, también nuestro brindis, el 29 de mayo de cada año es su día, el Día Internacional del Personal de Paz, por su tesón y constancia, por su referencia y referente, por su coraje y por su heroicidad; por hacer, en definitiva, un mundo más humano.

Estos héroes de la esperanza (los Cascos Azules) saben bien que cuando dos se abrazan de corazón, el mundo no sólo se llena de gozo, también se propaga este entusiasmo y nace un nuevo mundo. Nos hemos acostumbrados a levantar demasiados muros y no suficientes puentes. Requerimos menos divisiones y más unidad, no uniformidad, pero si unión de latidos diversos para que se armonice la noche con el día, la llama con las sombras, la frialdad con la gratitud, y hasta la gratuidad con el costo. Al final necesitamos de la poesía para todo, para iluminarnos y calentarnos, para recrearnos y  redimirnos, para ser más auténticos y más buscadores de la verdad, que es el mayor bien que los seres humanos pueden desear en esta vida. Sin la veracidad nada permanece, por eso es fundamental educar bajo el horizonte de una certeza a transmitir, de lo contrario no hay educación. El efecto de las falsedades ya los sufrimos en nuestra propia carne, y así no nos embellecemos, más bien nos aborregamos. Por eso, quizás más que nunca, necesitamos estas fuerzas de verdad que luchan por mantener la paz arriesgando su propia existencia. Desde el comienzo de estas misiones de Naciones Unidas, más de 3.300 cascos azules han dado su vida por la paz, de los cuales 125 fallecieron el año pasado. Ante estos soñadores de la paz, portadores de un cielo azul, pienso que contribuir eficazmente a un futuro de paz es el más sublime quehacer que nos podemos injertar en nuestro paso por esta vida.

El futuro es nuestro y la protección de toda vida ha de ser la primera finalidad de cualquier misión de mantenimiento de paz. Nos merecemos vivir y también nos merecemos, por exclusivo sentido natural de supervivencia, ser asistidos por nuestros semejantes ante cualquier contienda. Por eso, de cara a ese porvenir, el mantenimiento de estos ángeles de la vida son vitales para superar algunos de los más destructivos conflictos mundiales. Precisamente, este año que coincide el Día Internacional del Personal de Paz, con el setenta aniversario de la creación de las Naciones Unidas, lo que debe avivarnos, no únicamente a brindar la oportunidad de rendir un tributo a la significativa aportación de los Cascos Azules a la historia de la citada Organización, sino también para reafirmar un compromiso de toda la humanidad  para que su impacto aumente en el futuro. Nosotros mismos, cada cual consigo, somos nuestro peor enemigo. No lo olvidemos. Nada puede destruir a la estirpe humana, excepto la estirpe misma. De ahí, la importancia de asimilar de que nada de lo que ocurra a un ser humano, por insignificante que nos parezca, nos debe resultar ajeno. Y en este sentido, tras muchos años de sacrificio y esfuerzo, estas misiones emblemáticas, -como reiteradamente ha dicho el Secretario General de Naciones Unidas-, se han ganado un lugar como símbolo de esperanza para millones de personas que viven en zonas sacudidas por la guerra.


Realmente necesitamos vivir de la ilusión, sin obviar por supuesto los recuerdos, puesto que el corazón de todo ser humano alberga en su interior el deseo de una vida plena, de la que es inherente un anhelo poético de comunión con sus semejantes. Hay un denominador común, que no es otro que el de acogernos y querernos, porque somos seres vivos en permanente relación. Jamás seremos felices encerrándonos en nosotros mismos. Hemos de hacer comunidad, y el mundo está muy bien que se globalice, pero lo primordial es que se fraternice, y comparta el destino de la unidad desde lo heterogéneo. Ahora bien, es primordial cambiar los lenguajes, comprometerse por despojarse de poderes perecederos y ser más luz en el horizonte. Si en verdad queremos edificar un mundo feliz con unos moradores gozosos, hay que tomar una determinación firme, perseverante y verdadera, empeñarse por el bien de todos, por universalizarnos con el deber de solidaridad, lo que exige que las naciones ricas ayuden a los países menos desarrollados. Al fin y al cabo es un deber de justicia social hacerlo. Verdaderamente, la providencia nos ha dado el sueño, ahora nos resta a los humanos hacer que esa visión de ensueño nos fraternice con una igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines. Bajo este anhelo del ser humano unido, la paz es posible, porque es una virtud, un estado del alma, una disposición a la comprensión, a la benevolencia, al respeto por nuestro específico linaje. Así pues, considero que toda actividad humana ha de ser menos competitiva y si hay algo por lo que ha de distinguirse es por ser una actitud de servicio hacia los más débiles. La donación es el alma de esa fraternidad que, a mi juicio, es lo que construye la armonía de la que todos hablamos, pero con la que pocos soñamos para desgracia nuestra.

jueves, 21 de mayo de 2015

Halo solar sorprende a lugareños del Estado de México y Distrito federal


Por: J. Abel García
Alrededor de las 14:00 horas de la tarde de este jueves, lugareños del Estado de México y Distrito federal percibieron el asomo de un halo solar, el cual se produce cuando la luz que emite el Sol se refracta sobre los cristales de hielo que se encuentran en suspensión en la atmósfera y se asocia a la presencia de nubes de tipo cirrostratos.


Esta circunferencia luminosa se produce alrededor del Sol, cuando la luz experimenta un fenómeno de Refracción y tienen habitualmente un radio de aproximadamente 22 grados y presentan en el borde interior una coloración rojiza. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Periódico Digital "Liberal Mexiquense". MAYO 2015

Ahorradores de Ficrea solicitan intervención de Nafin

  • Plantean propuesta de liquidación de 3 ejes para recuperar al 100% sus ahorros; subrayan que la cartera de FICREA es sana y existen activos por 5,810 millones de pesos



México, D. F.- En conferencia de prensa los Ahorradores Afectados del Caso FICREA solicitaron la intervención de Nacional Financiera para que administre la cartera documentada de la SOFIPO, a la que calificaron como sana y recuperable, pues esta vía es la mejor forma de recuperar sus ahorros.

Enrique Gracia, José Téllez y Carlos Robledo, voceros de los ahorradores plantearon su propuesta de liquidación, la cual está fundada en 3 ejes rectores, que la hacen Integral, sustentable, viable y aporta certeza, permitiéndoles alcanzar a corto plazo la recuperación de sus ahorros e intereses al 100 por ciento, “solución que hasta ahora ninguna de las opciones planteadas por las autoridades nos ofrece”, afirmaron.

De acuerdo con el documento leído por Carlos Robledo, como primer eje proponen que “Nacional Financiera (NAFIN), administre la cartera cuyo valor actual en libros es de $ 3,200 millones de pesos, pero si esta cartera se valúa a valor presente neto, ésta tiene un valor de $ 4,100 millones de pesos, que incluye los flujos que la misma operación de arrendamiento que Leadman Trade tenía para sus clientes.

Tras explicar que en el caso de las disoluciones y quiebras financieras, el gobierno suele vender la cartera a un intermediario financiero con un precio castigado de hasta 60 o 70%, José Téllez precisó que su opción plantea que no se realice este tipo de venta y que sea Nacional Financiera la que se encargue de administrarla por un mínimo de 3 años, puesto que la cartera de Ficrea es sana, recuperable y genera intereses hasta por 1000 millones de pesos.

Además explicó que los contratos otorgados por Leadman Trade corresponden a arrendamientos que siguen generando intereses hasta este momento, por lo que al finalizar los contratos estos arrendamientos obtendrán rendimientos por el valor de los activos.

Los ahorradores precisaron que existen $ 5,810 millones de pesos en activos que cubren al 93% de los 6,800 ahorradores con el 100% de sus ahorros y que están integrados como sigue: Cartera documentada de Ficrea: $ 3,200 millones de pesos; de Leadman Trade $ 384 millones de pesos; activos de Ficrea $ 926 millones de pesos; activos cedidos en pago a Ficrea $300 millones de pesos; activos por decomisar por la PGR $ 1,000 millones de pesos.

Asimismo, que las autoridades competentes, realicen un informe detallado de los contratos de arrendamiento que Leadman Trade registró y que las autoridades han calificado como cartera sin arrendamiento y que es ahí de donde se desprende el presunto fraude por $2,700 millones de pesos.

El segundo eje planteado por los ahorradores es monetizar los activos, bienes muebles y bienes inmuebles como edificios y vehículos que Ficrea tiene a valor real de mercado y no realizarlos a través de Subastas Públicas del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), porque hacerlo de esta forma implicaría reducir su valor hasta un 60 por ciento.

Para ello, “estaríamos solicitando a la PGR y a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que extiendan una lista de bienes incautados y decomisados a Rafael Olvera Amezcua, proporcionando su valor actual y no el valor de liquidación”.

El tercer eje de nuestra propuesta, comentó Enrique Gracia, es crear un Fideicomiso para los ahorradores por medio del cual se conocerá entre otras muchas cosas cada una de las partidas monetizadas de forma transparente y los mecanismos de pago a los ahorradores, además de “una revisión exhaustiva al padrón de ahorradores de FICREA, a fin de terminar con todas las especulaciones sobre el número de ahorradores de la SOFIPO”.

Dentro de los activos de Ficrea, dijo Gracia, existen más de $ 500 millones de pesos líquidos que se encuentran en caja y bancos y la mayor parte de ellos invertidos en Valores por lo que la monetización del resto de los activos de Ficrea es relativamente más rápido y sencillo de realizarlos.

Ante la opacidad que ha rodeado el caso FICREA, los ahorradores solicitaron un informe transparente y claro a las autoridades correspondientes sobre la situación que guardan los ahorradores, los ahorros y el estado de liquidación que tiene FICREA y reiteraron la petición de reunirse con el gobierno de la República a través del Secretario de Hacienda, Dr. Luis Videgaray Caso          

Los ahorradores solicitaron el reconocimiento de los valores reales de Cartera y Activos de Ficrea; así como un informe detallado de presunto Fraude de $2,700 millones de pesos; además de un Reporte Técnico realizado por el Despacho Price Waterhouse Coopers, en donde establece la inviabilidad de la operación de Ficrea por el presunto fraude y que sirvió para que la Junta de Gobierno decretara la Disolución y Liquidación de Ficrea.

Finalmente, pidieron a las autoridades Financieras del país que aporten un informe preciso de las acciones que se han llevado a cabo para recuperar el capital social de Leadman Trade en España y que asciende a 314 millones de pesos.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Algo más que palabras

Un mundo de lobos

 Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

Hemos convertido el planeta en una selva de lobos. Se degüellan vidas humanas por doquier rincón. Se queman vivos a seres inocentes, desvalidos. Se arrojan a las tinieblas de la indiferencia a ciudadanos como si fueran un objeto. Se asesina por tener un determinado culto. Algunos mares se han convertido en auténticos cementerios. Nos hemos deshumanizado hasta el extremo de practicar la liturgia de la pasividad. Nada nos conmueve. Ciertamente, deberíamos poner empeño en avivar los diálogos, y en establecer negociaciones, aunque sólo sea para sobrevivir como especie. Ahí está el drama de los flujos migratorios activando tensiones por todo el orbe.

El ser humano tendrá que mostrar otro talante más solidario y, los líderes políticos, deberán redoblar los esfuerzos para asistir a esta abandonada ciudadanía. Sabemos que la cuestión no es fácil, máxime cuando en esta sociedad en lugar de propiciar la cultura de la acogida, se ha activado la cultura de la exclusión. Por eso, más que fijar cuotas debemos favorecer la cooperación entre países, con criterios homogéneos e integradores entre naciones, con gestiones unitarias en las fronteras, sobre todo de mano tendida y de apertura. No olvidemos que muchos huyen a países vecinos por la violencia que estalló en su propio país. En consecuencia, también es vital permitir que la gente se mueva con libertad, manteniendo abierto cualquier linde que nos humanice.

Hoy, quizás más que nunca, es el momento para fomentar la solidaridad. Necesitamos acoger y albergar a esos ciudadanos que van de acá para allá. No podemos ser lobos de nuestros semejantes. Este estado salvaje es inconcebible. Además, súmele, la progresiva delincuencia planetaria que viene poniendo en riesgo permanente cualquier sistema armónico, aparte de obstaculizar el desarrollo y de violar los derechos humanos. Ha llegado, pues, el tiempo de la acción fraterna. No podemos permitir que la mala hierba perniciosa, como decía hace unos días el Secretario General de Naciones Unidas, nos ahogue y, sobre todo, deje sin aliento a los más vulnerables. No se libra ningún rincón del planeta del virus de las batallas. El crimen más horrendo está devastando personas, comunidades y naciones.

La esperada adopción en septiembre de la nueva agenda de desarrollo sostenible 2015, nos alienta un poco a la esperanza, puesto que debe ser crucial para la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos, los tres pilares de las Naciones Unidas. Desde luego, con urgencia, tenemos que poner fin a este mundo de chacales que aprisiona la dignidad humana hasta límites inconcebibles. Resultan verdaderamente dolorosos los trágicos acontecimientos que buena parte de los seres humanos soportan, obligando a la comunidad internacional a actuaciones contundentes. Mirar para otro lado ante tantos horrores  nos hace más bestias.

A mi juicio, sin contemplaciones tenemos que hacer todo lo posible y, hasta lo imposible, por detener y prevenir estos atropellos sistemáticos contra vidas humanas, minorías étnicas y religiosas, culturas y razas.  En este sentido, es necesario plantar cara a esa lógica del poder que todo lo disgrega, produciendo privilegios para algunos e injusticas para otros. Hay que fraternizar. Somos únicos, universales e indivisibles. Indudablemente, el ser humano no puede actuar contra sí mismo, no somos islas, somos comunidad. Y en la comunidad hay que asociarse desde el respeto y la tolerancia. La ayuda, por parte del Papa Francisco, de acercamiento de Cuba y Estados Unidos, sin duda constituye un blindaje moral y político de primer nivel. Esta es la línea a seguir. Hay que desatar todos los nudos. Esta es una buena noticia. Extiéndase el ejemplo.

Sin embargo, el mundo, lejos de hermanarse, se activan todo tipo de artilugios, inclusive las armas químicas. Algunos países parecen concentrar todos sus esfuerzos en sus capacidades para la guerra informática, en paralelo al desarrollo de sus programas nucleares y de misiles. Algo que hemos de parar con el coraje que precise. Menos actos de guerra y más actos de concordia. Evidentemente, no podemos soportar más amenazas sabiendo que los artefactos de la muerte, lejos de desaparecer, están más presentes que nunca. Deberíamos poner orden en esto y no actuar con blanduras. La tarea educativa es la gran asignatura pendiente.  Hemos de reforzarla, si en verdad queremos llevar a los moradores de este planeta a una verdadera comunión, no de intereses, sino de vidas compartidas,  haciendo que se sientan una sola familia, en la que la mayor atención se ponga en los más débiles.

Pienso, por consiguiente, que debemos reforzar la convicción de que la familia ha de ser el lugar idóneo para avanzar, pues a través de ella el ser humano, aparte de sentirse querido,  se abre a la propia existencia, y a esa exigencia natural de relacionarse y de convivir. Quizás, deberíamos excavar mucho más en esa conciencia social para adentrarnos en la raíz del mal. Hemos cerrado los ojos a tantas controversias, que además aún no han pasado, que ahora debemos de concentrar todas nuestras fuerzas en restablecer las relaciones ciudadanas que median entre el derecho natural y el amor hacia nuestro mismo linaje. No existe otro remedio que el retorno de la humanidad a su propio auxilio. Todos necesitamos de todos. Nuestra específica historia nos pone al descubierto tanto los errores cometidos como aquellos proyectos conducentes a mejorar la empresa universal del bien colectivo, donde en absoluto cabe un estado irracional opresor e inhumano.

En el campo, pues, de este nuevo orden mundial, fundado sobre los principios humanos y morales, no cabe contemplación alguna, sobre todo para aquellos que lesionan dignidades y libertades humanas. Para empezar, debemos limitar los desequilibrios y las desigualdades. Los cimientos de la razón y de la justicia no pueden tambalear. Hoy seguimos sometiendo, bajo una falsa libertad, la voluntad humana al poder público. Uno no tiene que someterse a nadie, y en todo caso, únicamente a la ciudadanía con el respeto necesario y preciso. Por ello, no podemos olvidar el sustento moral frente a los diversos puntos de vista. Cuidado con los que dicen servir a la ciudadanía en este mundo de lobos que ellos mismos han generado, sometiendo el propio Estado de derecho a su antojo, para repartirse la presa del bien común. Borran de la memoria que este trofeo es de la colectividad y de nadie en particular.

Nadie me negará que, en el mundo actual, prolifera demasiado partidismo, demasiado poder sin escrúpulos, demasiado fanático atrapado por el egoísmo, demasiado pastel para unos pocos mientras otros ni pueden acercarse. Levantan muros, crean fronteras, se sienten dueños y señores en esta selva donde nadie se sensibiliza por nadie, salvo cuando obtiene beneficios para sí y los suyos. Al fin y al cabo, el egoísta sólo se ama a él, y no admite contrincantes. Le importa nada los que sufren. Salgamos de la contradicción y hagamos familia desprendiéndonos hasta de nosotros mismos. Esta es la auténtica patria humanitaria. Lo demás es abecedario estúpido, puesto que los gobernantes anteponen su éxito personal (de caudales) a su responsabilidad social (de reparto y transparencia). Sálvese el que pueda. 

viernes, 8 de mayo de 2015

Fue un deslizamiento… (Cartón)


Algo más que palabras

Activar la transparencia para fomentar el acercamiento

 Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

El mundo, en los próximos años, tiene que prioritariamente activar la trasparencia y fomentar el acercamiento entre culturas. Sin duda, la ciudadanía tiene que sentirse unida y, a la vez, emancipada de toda cadena dominadora. La prepotencia de las ideologías, el acoso dominante de los pudientes, la persistente dependencia de la tesis económica, nos viene desplazando a una realidad mundana, sin horizontes ni esperanzas. En ocasiones, obviamos que el verdadero progreso radica en la superación de todas estas sumisiones, casi siempre inhumanas, y verdaderamente crueles con todo ser humano. A veces la realidad nos supera hasta nuestros propios sentimientos, dejándonos el alma desconsolada. Naturalmente este mal estar al final nos pasa factura. Comprendo, pues, que las depresiones, las fobias, los trastornos de la conducta alimentaria, el alzhéimer o los trastornos por déficit de atención e hiperactividad, nos desborden. Por desgracia, con tantos agentes que nos trastornan el ánimo, alterando nuestra manera de pensar y de sentir, todo es posible. El mismo miedo, o el egoísmo que tanto proliferan en el mundo actual, enmascaran nuestra capacidad de raciocinio, hasta volvernos realmente un mero producto de mercado. Bajo estas mediocres concepciones, todo se ha vuelto irracional y esperpéntico. A esto hay que sumarle la devaluación moral de la humanidad, con lo que conlleva de falta de discernimiento entre el bien y el mal.

Ciertamente, navegamos en el desequilibrio, y esa falta de juicio, nos está llevando a tantos callejones sin salida, que nos dejan sin esperanza alguna. Nunca como ahora necesitamos la convicción de sentirnos libres para fomentar ese acercamiento comunitario. Quizás tengamos que abrir las puertas del corazón mucho más. Precisamente, durante estos días, Estrasburgo (el 2 de mayo), Bruselas y Luxemburgo (9 de mayo) han abierto las diversas instituciones con el fin de celebrar el Día de Europa, de una manera festiva y divertida para toda la familia humana. Desde luego, me parece interesante esta apertura institucional si en verdad queremos trabajar por una Europa más hermanada. No olvidemos que sólo lo que se conoce puede empezarse a amar. Descubrir las acciones concretas, las principales preferencias y la amplia gama de trabajo de instituciones tan diversas como el Consejo Europeo, el Parlamento o la misma Comisión, ha de contribuir sin duda, a que el ciudadano reflexione y concentre sus fuerzas en la solidaridad como nuevo sentido a su existencia.

Sabemos que las instituciones por sí mismas no pueden solventar nada, tenemos que ser toda la ciudadanía la que decida asistir a los más débiles y a los que sufren.           No es la política la que salva la ser humano. Realmente, cada individuo es librado de sus penurias por el amor que nos injertemos unos a otros. Cuando uno experimenta una gran comunión con el otro, con su semejante, todo adquiere un nuevo sentido, una naciente fuerza que da certeza a nuestros pasos. Para ello, hemos de ser auténticos. La autenticidad es el mejor signo de transparencia. Únicamente así, podremos instaurar el dominio de la razón y de la libertad; y, por ende, fomentar la aproximación multicultural, tan necesaria y precisa para poder convivir en armonía. A ningún ser humano se le puede negar la autonomía de vivir según los principios éticos enraizados a su propia vida. La libertad de un pueblo no es sólo la de un pensamiento o de un culto privado, es una liberación que unos enraíza con nuestra específica moral. Por eso, siento un gran dolor cuando constato que el mundo todavía discrimina por razón de ideología, religión, raza o pensamiento. De ahí, la importancia de que cada 9 de mayo, la Unión Europea, no escatime esfuerzos y celebre la paz y la unidad en el día de Europa. Indudablemente cada gesto es significativo, pero son las ideas las que han de unirnos y, más en un tiempo como el actual, donde parece que todo lo conducen las máquinas, en lugar del mundo del conocimiento.

Es verdad que con el discernimiento se acrecientan las dudas, pero esto es bueno, porque nos hace más responsables a la hora de tomar decisiones. En efecto, el evento europeísta del 9 de mayo marca el aniversario del día en 1950 cuando Robert Schuman, uno de los fundadores de la UE, hizo su "Declaración Schuman", esbozando una visión de unir a los estados europeos independientes en una sola comunidad. Un proceso que fue gradual, pero que puso en primer lugar el espíritu solidario como carta de acercamiento. Él propuso la puesta en común de la producción de carbón y acero de diferentes países europeos y argumentó que esta empresa común sería "dejar claro que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible". Fue ese objetivo el que puso la unidad, mientras que la discordia quedaría debilitada. Ahora también tenemos que buscar puntos de coincidencia, acompañados por el respeto a toda vida, por la dedicación a los más vulnerables y por la paciencia ante los difíciles caminos que se cruzan en nuestro tiempo.

Pienso, por otra parte, que tenemos que bajarnos de esta cultura dominadora que todo lo supedita a la producción, y que no deja al individuo libertad para tomar su propio camino. Está visto que para reconstruir un mundo más habitable para todos, hemos de avivar el espíritu de servicio muto, por encima de cualquier otra reivindicación. Estamos para servir a la ciudadanía, no para servirnos de la ciudadanía. Esto exige una transparencia de actitudes y de acciones continuas. Esta es la cuestión de fondo, lo que nos exige trazar procesos constantes de humanización y solidaridad. No es suficiente con una paz impuesta, es necesario conciliar los lenguajes y reconciliar los ánimos. Tampoco basta un apoyo puntual solidario, se requiere un trabajo decidido de confraternización. Todo es de todos, y como tal, con la convicción clara de que todos somos necesarios y precisos, luchamos por esa unidad desde la consideración a su manera de pensar y vivir. Por consiguiente, no caben las tremendas desigualdades que hoy perviven en el planeta, y que persistentemente van a poner mecha a una cultura del conflicto, que desparrama el desasosiego y la  desconfianza por doquier lugar.


Lógicamente, claro que es difícil aproximarse en el mundo actual, máxime cuando la unión e identidad no encaja más que por intereses y negocios. La ciudadanía debe, por tanto, meditar sobre su inmenso patrimonio humano cosechado desde la autonomía social y personal, y así poder inspirar una nueva cultura más abierta a toda la humanidad. Mi expectativa es que dicha conciencia madure cada vez más, no por un mero consenso de ganancias, sino como resultado de un crecimiento intelectual más dialogante, con capacidad para poner la transversalidad de opiniones y reflexiones al servicio de todos. Para ese diálogo hace falta, no sólo la empatía intergeneracional entre culturas, sino también una metodología consistente en la mano tendida, o sea un espíritu de comprensión junto a una visión respetuosa por todo ser humano. Podemos sentir que lo que hacemos apenas tiene importancia, que es solo una gota de agua en un mar que nos desborda, pero esa gota con otra gota y otra gota, puede hacernos recapacitar serenamente, y esto siempre será mejor que tomar decisiones desesperadas. Yo, personalmente, me niego a vivir la vida en una silenciosa desesperación.

viernes, 1 de mayo de 2015

Justicia social, un tema vigente que requiere de pronta atención: OCF

  • Necesario atender y solucionar los conflictos sociales para con ello frenar los grandes niveles de violencia que permea a la humanidad, subraya la fotógrafa, quien asegura que el FINI ya adquiere el prestigio del World Press Photo o National Geographic Photo Contest



Pachuca de Soto, Hgo. México.- Consagrada como una artista transdisciplinaria, Oweena Camile Fogarty, de ascendencia irlandesa, explora y propone a través de la imagen nuevas formas de mostrar el arte, su significado y la manera en que por medio de la imagen se registra la historia. La justicia social no es un tema extraño para la artista puesto que parte importante de su trayectoria la ha dedicado a documentar momentos de dolor provocados por la violencia y la guerra en diferentes países.

“La justicia social es un tema extremadamente candente hoy en día, importante, que yo trabajo y el cual requiere ser atendido y solucionado. Vigente porque son aconteceres que hay que resolver, conflictos sociales que solucionar de una forma equitativa y en la mejor forma posible para frenar los grandes niveles de violencia que permea a la humanidad”.

Originaria de California, Estados Unidos, Fogarty llegó a México con la finalidad de especializarse en la lengua española sin saber que, esta nación sería receptora importante de sus imágenes. La vocación fotográfica de Oweena nace al conocer el trabajo del artista estadounidense Edward Weston, considerado uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX y del mexicano Manuel Álvarez Bravo, quien inculcó en la artista visual la pasión por impregnar en el papel fotográfico la belleza de la cultura mexicana.

Su incursión en diversas vertientes de la imagen como la fotografía, video, performance, instalación y arte electrónico, hacen de la norteamericana una artista multidisciplinaria, quién en esta ocasión fungió como jurado en el Concurso Internacional de la Imagen, en la categoría de fotografía, una experiencia enriquecedora detalla la artista.

“Me siento muy contenta de participar como jurado puesto que la calidad de los portafolios que recibimos fue de gran altura, fue muy grato ver que había trabajos de distintos países y con excelentes propuestas. Sin duda, el Festival Internacional de la Imagen es uno de los festivales más importantes a nivel Latino América y que muy pronto se está posicionando a nivel internacional. El concurso que organiza es un espacio muy importante para la fotografía y está adquiriendo el prestigio de World Press Photo o National Geographic Photo Contest, por ejemplo”.

Oweena Camile Fogarty O’Mahoney, posee estudios en Ciencias Políticas, Literatura Hispánica y Arte. Para la artista visual la fotografía y el video han sido la forma estética de plasmar su visión del mundo. Fogarty trabaja de manera híbrida, combina la analogía con el mundo digital, sin embargo, aún reside en ella cierta nostalgia por la cámara análoga.

“El artista determina con qué medios trabajar y con cuales se siente cómodo para expresar. Es como en todo, uno tiene que analizar ¿para qué hago foto? ¿cuál es el mejor medio para expresarme? ¿análogo o digital? para luego buscar las vías para desarrollar. Yo trabajo de una forma híbrida, trabajo en negativo toda vía, aún revelo con químicos pero depende sin duda de cada artista y depende de paraqué se utiliza la foto”.

Oweena se dice ser una artista visual que utiliza la fotografía como una forma de expresión por lo que el video y la imagen han sido los encargados de múltiples acciones que corresponde al arte en acción.

“Yo utilizo la imagen como un medio de expresión y para ello es necesaria la imagen en movimiento como lo es el video y el cuerpo recaen en un escenario de performance, porque es el acontecimiento el que determina que medio usar”.

Oweena Fogarty, ferviente admiradora de la música jarocha y el huitlacoche, asegura que en la juventud coexiste un gran interés por la creación artística, sin embargo, existen pocos centros de producción donde puedan exhibir su arte, por lo que asegura que uno de los retos del Siglo XXI es sin duda abrir espacios donde la juventud mexicana pueda expresar sus ideas.

Es por ello que el que haya espacios como el Festival Internacional de la Imagen significa un fuerte compromiso por impulsar a la juventud, aseguró la estadounidense.

Oweena Fogarty, quien se declara fan de la banda de rap rock de Puerto Rico Calle 13, forma parte, como jurado, del Concurso Internacional de la Imagen, cuyo eje central es el tema de la “Justicia Social” y que el próximo 9 de mayo dará a conocer a los premiados.

El Festival Internacional de la Imagen, organizado por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y su Patronato, con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), se realizará del 8 al 15 de mayo próximo en las instalaciones de la máxima casa de estudios del estado.

Algo más que palabras

Urge recuperar la dignidad que el trabajo confiere

 Víctor Corcoba Herrero/ Escritor

La gran injusticia de este siglo es la pasividad de los gobiernos frente a la desbordante desigualdad de sus moradores y la falta de oportunidad de los excluidos socialmente. No valen las migajas. Andamos con la fiebre limosnera para acallar las conciencias, pero esa no es la solución, máxime cuando tenemos el derecho a un trabajo digno y el deber de trabajar. Todo parece indicar que el desempleo va a seguir creciendo, lo que agravará el malestar social, sobre todo en Europa. También, en algunas zonas de América Latina y el Caribe, las perspectivas de empleo se han deteriorado. Tampoco mejora la situación en África, ni en las regiones de Asia Meridional, o en las mismas economías avanzadas. Tan sólo en Estados Unidos y en Japón, las condiciones de avance parecen despuntar.  Lo cierto es que en el mundo, cada día tenemos más empleo vulnerable, mayor inestabilidad, y una gran diferencia de ingresos. Ante este panorama desolador, convendría que todos los líderes internacionales reflexionasen sobre esta nueva lacra, y activasen soluciones para que todo ser humano pueda realizarse como ciudadano. A veces me pregunto, ¿para qué tantos itinerarios si luego nos cargamos el futuro de la gente?. Esto es grave, gravísimo, muy grave. No podemos continuar por esta línea de desequilibrio. Tenemos un sistema económico inhumano, que cierra las puertas de la vida a multitud de personas. Y esto, cuando menos, ha de inquietarnos.

Aniquilar el horizonte de una buena parte de la ciudadanía es una barbarie que no podemos permitir. Hemos perdido el corazón cuando descartamos una generación de jóvenes, y nos quedamos tan pasivos. No hay mayor crueldad que ese pensamiento para la propia especie. Esto es trágico. La cultura del bienestar no puede estar al capricho de unos pocos. Los políticos han de trabajar mucho más por esa ciudadanía a la que representan y a la que han optado libremente servir; no para servirse de ella, como en realidad se hace, sino para ayudarles a reencontrar el camino de su propia autonomía. Si en verdad queremos proteger nuestro linaje, hemos de tomar como prioridad, la de promover un empleo decente para toda aquella persona en edad laboral. Tampoco podemos disociarnos, las sociedades han de ser más inclusivas, menos excluyentes, puesto que la globalización es una realidad. Por consiguiente, el empleo ha de tener ese aire globalizador y dinámico. Hace tiempo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) defiende la propuesta de un objetivo de desarrollo sostenible dirigido a promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo, de empleo pleno y productivo, de trabajo para todos. Sin embargo, los hechos son bien distintos; de ahí, que reivindique la urgencia de recuperar la dignidad que el trabajo confiere. Es hora de la acción conjunta y coordinada. Los pobres no sólo pide pan para el sustento, requieren también sentirse útiles socialmente, reinsertados. Quieren olvidar las atmósferas que le han denigrado, desfigurado y explotado en la mayoría de las veces.

Hemos de hacer un pacto por el trabajo a nivel mundial. El drama del desempleo no puede cohabitar con nosotros. Hay que dar remedios. Estar sin trabajo no es únicamente carecer de lo necesario para vivir, ¡no!, es algo más; es negar la dignidad a la persona. Y esto marca, claro que marca, hasta el punto que habría que reexaminar estos modelos de desarrollo tan injustos. A mi juicio, estamos ante una emergencia histórica, que interpela a la responsabilidad social de todos, empezando por una mayor voluntad de ofertar puestos dignos. No olvidemos que los trabajadores tienen mayores posibilidades de acceder a estos empleos si existen instituciones que les ayuden a participar en este mercado, mediante cursos y orientaciones, mediante políticas de cualificación profesional. Todos necesitamos sentirnos respaldados. Por otra parte, la negociación colectiva y el salario mínimo son dos instituciones que no pueden entrar en crisis, sobre todo para apoyar los salarios más bajos de la escala salarial. Asimismo, las políticas sociales redistributivas son el principal medio con que cuentan los gobiernos para modificar la distribución de los ingresos. Desde luego, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro de nuestras acciones y, sobre este pilar, han de reconstruirse nuevas estructuras sociales encaminadas a poner orden y honestidad, con tenacidad pero sin fanatismo, con pasión pero sin violencia, donde hay indiferencia y corrupción. La buena gobernanza, la estabilidad social y la justicia económica no son  meras palabras, son la esencia de un derecho humano fundamental como es el trabajar.

Hoy en el mundo tenemos menos dignidad por esa falta de trabajo. Esto debiera ser la principal preocupación de todos los gobiernos del planeta. Este sistema económico idolátrico ha fermentado, aparte de un caudal de violencias, la pérdida de toda ilusión. Verdaderamente, necesitamos políticas justas que nos hagan salir a todos adelante. Esto es particularmente desalentador para los jóvenes, a los que les venimos trucando sus sueños. Están formados pero han perdido la certeza de su valor y de su valía. Requerimos además la eliminación de cualquier trabajo indecente. Al mismo tiempo, hemos de volver al rigor moral que hemos perdido.  La ética debe globalizarnos. No estamos aquí para vendernos unos  otros. Resulta inaceptable que el trabajo se haya devaluado, hasta convertir en moneda de uso corriente, los diversos abusos. En el mundo hay millones de niños trabajadores. En todo caso, estamos para proteger al ser humano y también para custodiar nuestro propio hábitat y que las generaciones futuras puedan seguir avanzando. Sólo así habrá una auténtica promoción del ser humano. En consecuencia, los diversos Estados deben garantizar el trabajo, teniendo en cuenta que una sociedad abierta al progreso no debe encerrarse en sí misma, en la defensa de los intereses de unos pocos, sino que ha de mirar con la perspectiva del bien colectivo para entusiasmar a toda la especie.

Naturalmente, los años pueden arrugarnos la piel, pero renunciar al entusiasmo que todos llevamos implícito, conllevaría contraer nuestro propio espíritu.  El notable número de hombres y mujeres obligados a buscar trabajo, más por necesidad que por elección, lejos de su patria ya es motivo de agitación, y esto no debe dejarnos indiferentes y sin fuerza para luchar. En este sentido, es una buena noticia que la misma Organización Internacional del Trabajo elabore políticas que maximicen las ventajas de la migración laboral para todas las partes involucradas. Al final, es el trabajo en conjunto lo que nos engrandece como familia humana. Jamás es el trabajo lo que corrompe, sino la ociosidad con su bucólica inercia. De ahí, lo analgésico que es trabajar, no con lo que uno imaginaba, sino descubriendo aquello que uno porta consigo. Con razón el trabajo es un bien de todos, y por ende, ha de estar al alcance de todos.

Por eso, es fundamental la creatividad  solidaria. Un gobierno que ya no es capaz de avivar el empleo con políticas que entusiasmen, mejor abandone el barco. Lo mismo digo, para aquellos componentes de la sociedad que repudian un estilo de vida solidario, mejor desisten de ser guía. Dejemos, pues, el liderazgo para aquellos ciudadanos que han optado por un trabajo de constancia, de método y de organización que nos confraternice. Al fin, lo que importa es cuanto amor ponemos en lo que realizamos para endulzarnos esta existencia unos a otros. Los auténticos promotores de armonía saben que la clave radica en partirse el corazón y en repartirse la vida. Lo que es insolidario y vergonzoso es la indiferencia entre gobiernos que hacen el mal y el pueblo que lo deja hacer. Pensemos en esto.