lunes, 29 de mayo de 2017

Cuando muere un viejito, se extingue un mundo de saberes


Ciudad de México.
Hidalgo es un estado generoso, admirable, quizá desconocido para sus propios habitantes, pero sin lugar a dudas con un abundante patrimonio cultural que representa uno de los activos más importantes para el desarrollo en sus diez regiones geoculturales, aseguró Antonio Lorenzo Monterrubio, especialista en restauración de monumentos históricos, quien ha dedicado gran parte de su vida al rescate, investigación y difusión del patrimonio arquitectónico de México y particularmente del estado de Hidalgo.

Durante la participación de Hidalgo, como invitado de honor en la Feria del Libro Académico y Festival Cultural, Librofest Metropolitano que se desarrolla hasta hoy 27 de mayo en las instalaciones de la UAM Azcapotzalco, el especialista ofreció una conferencia magistral sobre el patrimonio material e inmaterial que posee el estado, y llevó a cabo la presentación de su libro “Zempoala y su acueducto”, relativo a la obra monumental única en el mundo que ha sido designada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

El estado, dijo, tiene la fortuna de contar con uno de los registros más valiosos sobre su patrimonio material, el Catálogo de Construcciones Religiosas del Estado de Hidalgo, elaborado entre 1929 y 1932 con un registro de 800 bienes inmuebles de propiedad federal, donde se incluyen 32 conventos agustinos y 20 franciscanos. 60 años después, la Subdirección de Registro del Patrimonio Cultural, perteneciente al Instituto Hidalguense de Cultura complementó la primera obra e incluyó varios monumentos arqueológicos que no se habían considerado.

Dicha actualización, junto con el registro de inmuebles de carácter civil, conforma en la actualidad el Catálogo del Patrimonio Cultural del Estado de Hidalgo, concentrado en ocho tomos, que fueron publicados entre 1991 y 1998.

Antonio Lorenzo Monterrubio explicó que actualmente se está discutiendo una propuesta de ley para el Estado de Hidalgo, sobre la protección de su patrimonio cultural, reconociendo como tal todas las manifestaciones creadoras y creativas del ser humano y no solamente las fastuosas obras monumentales, y se ponga mayor atención en las lenguas, ritos, creencias, formas de vida, artesanías y todo lo que conforma una visión de estar en el mundo.

La UNESCO así lo reconoce y lo define como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales de una sociedad, que abarca los modos de vida y sistemas de valores. Incluso, añadió que los paisajes culturales son también una denominación muy reciente de la UNESCO, que reconoce como tal toda acción del ser humano sobre un paisaje.

“Del patrimonio inmaterial hablamos de las fiestas, creencias, rituales y saberes que también se van perdiendo sin dejar registro. Particularmente, creo que es prioritario que los investigadores nos aboquemos a rescatar la memoria oral, porque cuando se muere un viejito, se extingue un mundo de ideas, recuerdos y es una lástima que no registremos eso, ya que la mayor parte de las investigaciones académicas se orientan hacia los grandes monumentos conventuales. Lo cierto es que entre más alejados de los centros de población, menor es la investigación y rescate que se realiza”, expresó el investigador.

Además, resaltó que cada una de las edificaciones creadas por la comunidad, representa su pensamiento y sus convicciones, que definen su esencia e identidad.

Para proteger todo este patrimonio cualquier institución estará rebasada si no se involucra a la población en este cuidado y protección. Para lograrlo, la clave es la educación: que la gente conozca lo que tiene para que lo aprecie y lo valore como parte de su ser.

Hay experiencias muy afortunadas de capacitación a la comunidad para restaurar sus oratorios con la guía y asesoría de un especialista en restauración, quien les explica el significado y valor de la edificación para que ellos participen de manera voluntaria en su recuperación. Finalmente dijo, es un ejemplo que debe replicarse.


Finalmente, Antonio Lorenzo Monterrubio expresó que del patrimonio material en el estado de Hidalgo es urgente trabajar con la arquitectura vernácula y funeraria que se está perdiendo, en tanto que del patrimonio inmaterial creo que debemos centrarnos en la recuperación de la memoria oral.

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