- El autor del libro “El Regreso Autoritario del PRI” estima casos como Ayotzinapa y los asesinatos de periodistas a manos de grupos criminales evidencian esta simbiosis entre políticos y delincuentes
Pachuca de Soto, Hgo.- “Vivimos una de las etapas más
oscuras de nuestra historia porque la línea que separa el poder político formal
del poder identificado con la delincuencia organizada se ha invisibilizado”,
afirma contundente el periodista Arturo Rodríguez, quien durante años ha
cubierto la fuente presidencial para la Revista Proceso y desde esa trinchera
se dio a la tarea de exhibir los procesos represivos contra movimientos
sociales, en aumento desde 2008.
En su libro “El Regreso Autoritario del PRI”, que estará
presente en la Feria Universitaria del Libro, FUL 2015, organizada por la
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), su Patronato y auspiciado
por el Conaculta, el reportero y escritor revisa a detalle la reedición del
partido hegemónico y la prevalencia de una oligarquía de grupos económicos,
político, familiares que desde hace varias décadas detentan el poder sin
importar las siglas del partido al que pertenecen.
“Este acoso, hostigamiento y violencia se han convertido en
marca de origen de una clase intolerante y determinada a imponer su voluntad.
Sus decisiones forman parte de un gran proyecto, que no es un proyecto de
Nación sino un gran proyecto de negocios, asociados con los grandes capitales
internacionales”, explica Arturo Rodríguez, quien recuerda el incremento de
episodios represivos contra dirigentes sociales, periodistas, activistas y
movimientos en general, que aparentemente fueron sometidos por fuego criminal,
sin embargo, terminan favoreciendo a grupos políticos regionales.
Corresponsal en estados del norte de México, Arturo
Rodríguez fue testigo de la desaparición y persecución de compañeros
periodistas que sin importar el nivel, fueron víctimas de actos de represión.
“El ingrediente más difícil de digerir radica en que la mayoría de las
agresiones en los últimos tres años no tienen que ver con cobertura de temas de
seguridad y sí con cobertura de posiciones políticas“, explica el reportero y
precisa que la criminalización de la protesta se ha convertido en estrategia
utilizando represión física, psicológica, linchamiento mediático, cancelación
de la imagen pública y condicionamiento económico.
Así, casos como el de Ayotzinapa, Narvarte o Veracruz, son
ejemplos de esta línea invisible que une el poder político y el poder criminal,
sin embargo en su nuevo libro editado por Penguin Random House, bajo el sello
Grijalbo, el periodista documenta diversos episodios represivos que ocurrieron
desde 2008.
Ahora bien, señala que el primero de diciembre de 2012,
México presenció la reedición del aparato hegemónico con diversidad de siglas y
los partidos de oposición forman parte de esa hegemonía, ya que los
gobernadores surgidos por el PAN y el PRI en la mayoría de los casos son de
extracción priísta, “el viejo aparato al que llamamos la nomenklatura tuvo la
habilidad de reagruparse en las distintas expresiones políticas”, reitera
Arturo Rodríguez y a modo de ejemplo recuerda que en las elecciones de 2012 uno
de los candidatos panistas era Javier Lozano quien había tenido una notable
carrera en el PRI y desde la izquierda el candidato era Andrés Manuel López
Obrador, quien también fue priísta.
Pero no sólo eso, el periodista relata en su primer capítulo
la relación genealógica que hermana a los distintos grupos de poder político y
económico que gobiernan el país, sin importar las siglas de los partidos. Como
ejemplo, también pensando en las elecciones de 2018, Arturo recuerda que uno de
los posibles candidatos del PRI es Luis Videgaray y por el PAN una de las
candidatas es Margarita Zavala, quienes resultan ser primos políticos.
“No hay sólo una relación política hegemónica sino que
también existen una serie de lazos de parentesco, de relaciones fáciles de
identificar a través de las genealogías de los grupos de poder. Estamos
hablando de una oligarquía de familias y grupos de poder sustentados en
derechos hereditarios o cálculos muy bien hechos”, dice Rodríguez García, quien
finalmente estima que todos estos grupos han adoptado una línea ideológica
proclive al neoliberalismo, con el objetivo de realizar negocios al amparo del
poder.
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