martes, 16 de febrero de 2016

Compartiendo diálogos conmigo mismo

Un amor para siempre
  
El amor es más que un sentimiento,
una razón de vida que nos alienta,
un estado de luz que nos alumbra,
un medio que nos revive y reaviva,
una bella realidad que nos asciende,
enciende y trasciende hacia lo eterno,
pues la misma muerte restituirá lo perdido.

Venimos de un amor imperecedero,
de un amor que se cimenta cada día,
que se sustenta en un soplo inmortal,
por el que somos parte de sí
y por el que convivimos como vida,
sabiendo que ésta, viene de Dios,
pues en Dios nada es sin amor y sin amar.

Enséñanos, Jesús de todos, a amarnos,
a querernos para siempre y por siempre,
a vencer cualquier trance y a trazar el poema,
del que nunca debimos ausentarnos,
porque tras el verso y el silencio,
estás siempre tú, Creador de lo que es y no es,
pues grande es el gozo por cada ser que nace.

Seamos su latido y con él, su voz
en los sin voz, que amar es comprender.
Seamos su mirada y con ella, sus ojos
en los ciegos, que amar es reconocerse.
Únicamente se crece amando sin reservas,
haciéndose más amor y dejándose amar,
pues la gloria de lo que soy nace del querer.

Que el amor no es un momento,
es un estilo de vivir el uno para el otro,
y también el otro para el uno,
y todos para los demás y por los demás.
Por amor estamos, andamos en camino,
y para ser hay que darse y donarse porque si,
pues llameando el amor, se ilumina la vida.


Víctor Corcoba Herrero

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