martes, 23 de febrero de 2016

Compartiendo diálogos conmigo mismo

La preciosa mirada de un preciso momento

Bajo la preciosa mirada del Creador,
y con el tiempo preciso para caminar,
para hacer de la vida una gran fiesta,
la más hermosa que podamos soñar,
como la de vivir en alianza de versos,
porque es el verso el aliento del alma.

Me dispongo a descubrir quién soy,
qué quiero, por qué quiero quererme,
qué busco en este mundano mundo,
sí soy más del cielo que de la tierra,
por qué no me dono como Jesús,
sí El es mi referente y mi referencia.

Aspiro a ejercitarme en la poesía,
a ser valiente en el amor de amar,
a sustraer la materia que me ahoga,
a glorificarme a través del Espíritu,
y así, de este modo, enaltecerme,
en el nombre del Padre y del Hijo.

Hemos de ir más allá del camino,
hacia horizontes dilatados de luz,
hacia caminos vastos de sosiego,
sin perder la esperanza de andar,
de fluir como el sol, a creciente,
pues Él nos da la fuerza para ser.

No olvidemos que somos su verbo,
la conjugación de un gran sueño,
el paradigma de una gran obra,
la coexistencia de una compasiva
existencia, donde la compasión
es la pasión primera y primaria.

Sabed, que todo se origina acercándose,
cuando el preciso momento es lo que es:
sentimiento, clemencia y devoción;
sentimiento de nívea flor considerada,
clemencia ensamblada a la fortaleza,
devoción viva y diaria a ser de Dios.

Y aunque la historia somos cada cual,
cada cual con su pasaje y su paisaje,
Él va con nosotros corrigiéndonos,
caminando con el poema en su conjunto,
calmándonos, colmándonos de pausas,
para que la bondad armonice con el bien.


Víctor Corcoba Herrero

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