domingo, 14 de octubre de 2012

Columna


Reflexiones
Por Francisco Alfaro Ramírez

NUEVO ORDEN

Las distintas organizaciones criminales se reorganizan, matando a los supuestos líderes que se encuentran al frente de los grupos criminales no hace que la organización desaparezca, que se termine con el narco, que terminen los pactos que abierta o secretamente hacen los gobernantes con estos grupos, solo se pospone lo que se debe de hacer, pero esto equivaldría a que los grupos que reciben beneficios por estos lucrativos actos que atentan contra el pueblo se extingan.

Es claro que ninguna ley anti algo, o la muerte o captura de los delincuentes, haga disminuir los deseos de quien quiere dinero rápido, lo que se ha demostrado es que el sistema de gobierno tiene muchas grietas, por lo que es fácil para quien se lo propone permear en instituciones, corromper más a los gobernantes, destruir la poca confianza que se tiene en los policías, evidenciar que el ejército no sirve para hacer el trabajo policiaco, y que hace falta mucho por hacer.

El problema está literalmente atado a los gobiernos que no cumplen la misión que les ha encomendado la población, así que embrutecidos por el poder eventual que adquieren, creen que saben cómo resolver los problemas, pero lo único que hacen es buscar el enriquecimiento que el puesto les brinda.

El problema no es la ley sino la falta de su aplicación, el problema no es el narcotráfico, sino la falta de eficacia, sistematización, y el saber encaminar a quienes se drogan, el problema no son las instituciones, sino la falta de profesionalismo y honestidad de quienes las componen.

Una población supersticiosa, amedrentada, dividida, ignorante y que no quiere salir de esta ignorancia, que se ata a tradiciones que no le traen beneficios, ni culturales ni sociales, que no se involucra en la solución de los problemas de su comunidad, que es explotada y que recibe salarios miserables, que para evadir su realidad se hace fanática del fut bol, de la religión, que se hace fanática de algún partido político, que se ata a programas televisivos que denigran a las personas, esto hace que su vida se vea menos miserable, que se intoxica con alcohol, o con drogas legales o ilegales, pero que la mantiene arrodillada ante las dificultades.

El problema es que los problemas de casa se pasan al exterior, que hemos preferido que los niños y nosotros mismos seamos educados por otros, no por nosotros mismos, y he aquí la diferencia entre la instrucción que se recibe en las escuelas y la educación que mamamos de nuestros hogares, pero los más importante que es tener un criterio lo suficientemente coherente como para hacer lo correcto aun cuando no veamos el beneficio inmediato.

Los gobiernos que hemos tenido, que tenemos y que próximamente tendremos solo están pensando en lo inmediato, pero como nación tenemos que pensar y hacer un futuro, los gobiernos no importan, lo que importa es el pueblo, su empuje, sus emprendedores, sus empresarios honestos, sus estudiantes, sus hombres y mujeres de experiencia, es decir, las personas mayores, vaya, nuestros viejitos, nuestros niños y niñas, nuestros obreros y empleados, nuestros maestros y maestras que se han comprometido con la educación, nuestros padres, abuelos, hermanos y hermanas que han decidido ver un mejor futuro.

El nuevo orden no está en el gobierno y sus peleas particulares, no está en ambiciosos que quieren el dinero fácil, como los criminales que hoy nos gobiernan o nos atracan en la calle o nos venden drogas, o nos saquean o nos asaltan en el camión, el nuevo orden pretende hacer una depuración de ideas donde las personas valen, donde la persona es importante, sin importar la edad, sexo, religión, creencias políticas, pero que quieren una sociedad mejor, donde se armonice el ser humano con la naturaleza, donde el humano está comprometido con sus semejantes.

Posiblemente la lucha contra lo que nos daña este dentro de nosotros, donde no queremos esforzarnos por algo bueno para nosotros, y estamos esperando que otros sean los que decidan por lo que nos conviene, he aquí lo importante.

La pregunta es: ¿Queremos un cambio real desde nosotros o el cambio aparente que otros nos quieran dar?

Por supuesto tú tienes la mejor opinión y la mejor acción.