MÁS DE 200 MIL VIVEN EN CANCÚN EN MARGINACIÓN
Una tercera parte de la población del destino más importante
de México vive en la indefensión: sin acceso a educación pública, servicios
básicos o vivienda digna
Por Luciano Antonio Núñez / Luces del Siglo
Cancún, Qna. Roo., a 22 de octubre de 2012.- ¿Tiene
refrigerador en su casa?, ¿su casa tiene piso de cemento o de tierra?, eran
algunas preguntas que hacían los trabajadores del INEGI, Instituto Nacional de
Estadística y Geografía en el Censo 2010. Hubo quienes no entendían la obviedad
del cuestionario. Lo cierto es que el organismo federal, además de cuantificar
las personas, uno de los principales parámetros que mide es el grado de
marginalidad de los centros urbanos del país. Carencias básicas de la población
como educación, salud, vivienda adecuada y falta de bienes materiales son los
parámetros más relevantes.
Los últimos resultados arrojan que viven en el polo
turístico más importante de México, Cancún, 220 mil 78 personas dentro de los
niveles más altos de marginalidad; 213 mil 33 en la parte media, sobre una
población total de 670 mil 858 habitantes. Sólo 237 mil 747 ciudadanos viven en
las zonas de confort con baja o nula marginalidad.
Cuando los números dejan de ser una abstracción para ser los
rostros los que evidencian las estadísticas, aparece Manuel de Jesús Padilla a
un costado de un asentamiento rodeado de fraccionamientos recién estrenados.
Con 65 años todavía tiene fuerzas para seguir haciendo avanzar su triciclo en
medio de la pobreza que rodea al destino turístico de hoteles cinco diamantes.
Llegó hace 20 años con la esperanza de una mejor vida y vive en la Región 103
en un asentamiento irregular donde el agua y el tendido eléctrico oficial
todavía son un sueño.
El predio sobre la avenida Talleres se denomina La Jungla y
es presa cada campaña electoral de los apetitos políticos, más no de las
respuestas concretas de ningún gobierno. No es casual que muchas de las
endebles palapas de madera estén tapizadas de mantas de las pasadas elecciones,
cuyos rostros sonrientes revisten la miseria que no cede.
“Aquí cerca no hay escuela, pero lo que más queremos es
agua”, suplica, y agrega que además están colgados de la luz desde hace cinco
años cuando el monte dejó de serlo para dar paso al nuevo asentamiento humano.
“De alguna forma Dios no nos abandona”, culmina para seguir empujando su medio
de transporte y medio de vida.
Acuden a Dios por ayuda.
Mientras unos gobiernos promueven las invasiones, otros las
utilizan políticamente una vez instaladas en tierras ajenas, otros les niegan
los servicios -porque conforme a la Ley la invasión es un delito que amerita
cárcel-, los marginados acuden a las iglesias en busca de mitigar el hambre, la
soledad y el desamparo familiar.
La Catedral de Cancún, erigida en el llamado Ombligo Verde
de la Ciudad, es parámetro de la compleja situación que atraviesan miles de
ciudadanos, en una ciudad que crece vertiginosamente y que genera el 40 por
ciento de las divisas por turismo a México. El padre Luis Octavio Jacobo
Cortés, canciller de la Prelatura y rector de la Catedral de Cancún, confirma
que entre 15 y 20 personas llegan cada día al centro religioso por ayuda.
Buscan un apoyo o simplemente comer, pasar el día. El religioso explica que la
ayuda que puede dar la iglesia es a través de las parroquias que son
circunscripciones territoriales desplegadas en todo Cancún. “En el acercamiento
de los sacerdotes con los fieles es más fuerte en Tierra Maya y la Salida a
Leona Vicario, que son zonas marginales, muchas de ellas sin servicios, apenas
con alguno. Pero todos los días hay personas que llegan a solicitar apoyo
económico o en especie, todos los días”, confirma Jacobo Cortés.
Los diferentes pedidos son canalizados a Caritas Quintana
Roo que organiza las despensas y tiene diferentes albergues que se encuentran
en la Ciudad de la Alegría, donde son atendidas madres solteras, enfermos de
sida, ancianos y hasta niños, dado que funciona también como un orfanatorio.
“Si requieres una ayuda especializada, hay abogados y es ahí donde los
canalizamos. El trabajo de la iglesia es doble, hay que pescar y enseñar a
pescar a la vez. Porque no podemos permitir que se muera de hambre el que viene
a pedir apoyo, aunque sea poco, y canalizarlo para ayudar”, aclara.
Por intereses políticos o protagonismos, los gobiernos del
estado y del municipio han instaurado una competencia de pintura de camellones,
poda de árboles y jardinería (que nada mal le hacen la ciudad, todo lo
contario), pero los problemas de fondo siguen haciendo que las estadísticas de
Cancún y Quintana Roo brillen con índices nada honrosos; en transparencia, en
exámenes de confiabilidad de corporaciones, en drogadicción, sobrepeso y un
largo listado que opacan el crecimiento turístico, con beneficios para un
reducido sector social.
A pocos metros del renovado camellón de Talleres, camina
Guadalupe Román. Vino como muchos desde Campeche para trabajar en lo que fuera
con tal de vivir en Cancún, donde las playas parecen de otro planeta. Se amarga
porque lo están desalojando de un cuarto que rentó en la Región 229 porque no
encuentra trabajo desde hace meses. Sin embargo, pese a su pobreza, se ocupa de
su vecino Constancio Jiménez Sánchez, a quien traslada en una silla de ruedas
buscando a la hija del último. “Cancún es bonito, pero las cosas son caras”,
dice y reniega porque fueron al Hospital General y la atención que recibieron
del Seguro Popular no fue de lo mejor. “No lo quieren atender, lo llevo y lo
maltratan”, afirma y continúa la búsqueda de la menor.
El sacerdote Luis Octavio Jacobo Cortés opina que el
combatir la marginalidad es una tarea de todos, solidaria. “Algunos dicen por
egoísmo: estoy en mi mundo, estoy a gusto y no me interesa el otro. Pero ¿dónde
quedan los marginados? Hay que hacer toda una cultura, una mentalidad y en
todos los sectores. Público, privado, para logar algo conjunto, en unidad. Es
decir, dar el pez y enseñar a pescar a la vez”, finaliza.
¿Qué provoca semejante abismo?: “Fundamentalmente el tema
económico”; dice el sociólogo Pablo Arenas. Principalmente, el empleo mal
remunerado a lo que se suma un modelo económico que no ha logrado disminuir el
número de pobres y las desigualdades van en alza en todo México. “Pero no es
sólo en Cancún, a nivel nacional vemos que el 70 por ciento de la población
vive así”, afirma el profesional graduado en la Universidad Autónoma de México,
UNAM, quien cursa actualmente una maestría en Psicología Organizacional.
“La gente que viene a Cancún piensa en posibilidades de
desarrollo y dinero, pero se encuentran con que la vida es más cara y los
sueldos son mal pagados”, afirma. La situación se agrava cuando muchos
migrantes –nacionales y extranjeros- venden sus bienes para empezar una nueva
etapa en el destino de playas y se encuentran con que el costo de vida es más
alto que otros estados y que las posibilidades laborales no son las de antes,
cuando nacía Cancún como potencia turística mundialmente reconocida. No son
ajenos a la marginalidad los fenómenos de suicidios, alcoholismo y violencia en
Quintana Roo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Empleo y
Productividad Laboral de Quintana Roo, existen 30 mil desempleados en este
estado, de poco más de 702 mil ocupados. El delegado de La Secretaría de
Trabajo y Previsión Social, Rogelio Márquez Valdivia, declaró que la
desocupación no supera los 5,2 por ciento. Aunque sigue siendo una tasa que se
ubica dentro de la media nacional, del 4 al 5 por ciento (último trimestre
2012), la marginalidad no es un factor de haya bajado. Todo lo contario. En
2010 casi el 33 por ciento de la población vive en índices de marginalidad muy
alta o alta, mientras la vecina ciudad de Mérida para el mismo parámetro tiene
el 13.2 porcentual. Es por eso que este polo turístico figura entre las
primeras ciudades de todo México con mayor marginación metropolitana, cuyos
primeros lugares ocupan Acapulco, Poza Rica, Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez, Cancún y
Cuernavaca. Una pesadilla dentro de ese sueño llamado Cancún.
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En México las brechas son cada vez más profundas. Más de 3.5
millones de personas viven con muy alto nivel de marginación; más de 15
millones viven con alto nivel, en la media 26,9 millones de personas. Y en la
baja y muy baja se encuentran 15.4 y 14,6 millones, respectivamente.
INCIDENCIA DE LA MARGINACIÓN URBANA EN LAS ENTIDADES
FEDERATIVAS
En el primer lugar de índices de marginación se encuentran
el Estado de México, Veracruz, Puebla y Guerrero que rebasan las 600 AGEB
(Áreas Geoestadísticas Básicas) en ambos grados de marginación; en conjunto
reúnen a 4 mil 095 AGEB, lo que significa 39 por ciento del total de AGEB
urbanas del país en estos rangos de marginación.
En el segundo, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Chiapas y
Oaxaca, que cuentan entre 400 y 600 AGEB con grados de marginación muy alto y
alto; juntas acumulan 2 mil 603 AGEB, es decir, 25 por ciento del total urbano
nacional.
Puebla —tercera entidad con más unidades en los dos grados—,
tiene más AGEB con grado de marginación muy alto que el Estado de México
—primera entidad.