EL PAN Y CALDERÓN
México, D. F., a 14 de agosto de 2012.- El presidente Felipe Calderón quizá deseó convertirse en el
soldado que protegiera al Partido Acción Nacional de la contaminación de
intereses ajenos a los principios humanistas que le dieron vida allá por 1939,
del que su padre Luis Calderón Vega fue uno de sus iniciadores. Quizá éste fue
uno de sus mayores errores como titular del Poder Ejecutivo: no fue ni
dirigente del partido como tampoco fue de tiempo completo Presidente de la
República.
Ninguno de los tres presidentes que tuvo Acción Nacional
durante la presidencia de Calderón funcionó. Carentes de oficio político,
fueron arrollados por la lucha de grupos a la que fueron sometidos desde dentro
y fuera del partido. De esta forma Acción Nacional pagó el precio de ejercer el
poder y la negociación interna para poder mantenerlo.
El partido fundado por Manuel Gómez Morín, Efraín González
Luna, Adolfo Christlieb Ibarrola, Rafael Preciado Hernández y otros
intelectuales afines a las ideas de la democracia cristiana, fue durante 50
años una oposición testimonial que incluso tuvo problemas para ponerse de
acuerdo en su seno. Una de ellas, en 1976 cuando no presentó candidato a la
presidencia de la República.
Años más tarde, durante las presidencias de Pablo Emilio
Madero, pero sobre todo en la de Luis H. Álvarez, Acción Nacional fue un
recipiente de líderes del sector empresarial que vieron en el PAN un frente
desde el cual luchar en contra del libertinaje con el cual los presidentes Luis
Echeverría y José López Portillo manejaron la economía y finanzas de nuestro
país y la inacción de Miguel de la Madrid ante un país vulnerable, quien apretó
el cinturón a la clase trabajadora y por añadidura al sector empresarial.
Llegaron Manuel de Jesús Clouthier, Francisco Barrio,
Ernesto Ruffo Appel, Vicente Fox, Carlos Medina Plascencia y muchos otros
personajes ligados con el sector patronal. Fueron ellos, su dinero y liderazgos
locales quienes sustentaron el impulso del PAN, ahora sí, a la lucha por el poder,
pero a la par de esa apertura, hubo deserciones porque el PAN ya estaba mudando
sus objetivos. Salieron del partido los integrantes del entonces Foro
Democrático y Doctrinario, como el propio Pablo Emilio Madero, Jesús González
Schmal y Bernardo Bátiz, entre otros.
Las causas: “el indebido y antidemocrático acercamiento con
el gobierno y apoyo abierto a la política estatal; injerencia creciente de los
empresarios en la vida del partido y autoritarismo interno, burocratización del
partido e intransigencia con los grupos y opiniones divergentes”.
Además de que “en resumen, el PAN ya no es el partido de
inspiración humanista que defendía los derechos humanos contra los abusos de la
autoridad y que buscaba una justa distribución de la riqueza, que se oponía con
valor y con espíritu de libertad e independencia al régimen y que movía
voluntades con ideas, con principios y con programas propios, inspirados en su
doctrina. Hoy el PAN es pro-salinista, pro-liberal y pragmático".
Ese nuevo PAN llevó a Calderón a su rompimiento también con
quien consideran fue su maestro: Carlos Castillo Peraza, personaje que junto
con Diego Fernández de Cevallos y Luis H. Álvarez impusieron la línea
pragmática al PAN para convertirlo en un apéndice del PRI salinista, un partido
al que llegarían cuadros desprendidos del PRI como también lo hicieron en el
PRD.
En 1998, ya como presidente de Acción Nacional y montado
Vicente Fox como candidato presidencial, en una entrevista con quien esto
escribe reveló que en ese momento en el que las posibilidades de alcanzar la
Presidencia de la República aparecían más sólidas, el gran reto era “ganar la
presidencia sin perder el partido”.
Luego del triunfo de Vicente Fox y los dos periodos de Luis
Felipe Bravo Mena, Calderón se dedicó a ganar el partido que había sido
arrebatado a los panistas doctrinarios. Y al ganar el partido, ganó también la
candidatura a la Presidencia de la República; desplazó a uno de los cuadros del
panismo pragmático: Santiago Creel, lo que motivó los ataques posteriores de
Manuel Espino y Vicente Fox, que no pudieron completar la alternancia pactada
en 1994, que entregaría la presidencia de la República a Andrés Manuel López
Obrador.
Los cuadros del panismo, sin embargo, no sólo sucumbieron a
la lucha por el poder interno, sino que, atareado Calderón por mantener el
poder presidencial frente a los ataques de los poderes fácticos que lo pudieron
a prueba, también se sintieron desprotegidos por el presidente y comenzaron a
gozar de los “beneficios” de aliarse con los grupos priistas que detentan el
poder económico, actitudes que desataron la división interna y la debacle
electoral.
Por este motivo, fuera de la presidencia de la República,
posiblemente Calderón buscará recomponer al PAN y volverlo a la doctrina
demócrata cristiana de sus inicios para impulsar la candidatura de su esposa
Margarita Zavala.