Gabriel Bauducco, Lydia Cacho, Cecilia Cota y Armando
Ramírez han sido amenazados recientemente; a Antonio Heras lo dejan desprotegido
en Baja California y arrecian los ataques al Grupo Norte-Reforma
México, D. F., a 6 de agosto de 2012.- En una etapa donde
cada vez se agudiza más la intolerancia en contra de los medios de comunicación
y periodistas, se revela también que más allá de los grupos de la delincuencia
organizada, serían los funcionarios gubernamentales de los tres niveles de
gobierno y políticos, los probables autores intelectuales de las agresiones y
amenazas, motivadas por el trabajo crítico hacia las distintas formas de
corrupción con las que realizan su trabajo o actividades.
La Fundación para la Libertad de Expresión exige a las
autoridades de procuración y administración de justicia y a los tres niveles de
Gobierno, una real y comprobable voluntad política para cerrar la puerta a la
impunidad, motivo principal del actual clima adverso para ejercer la libertad
de expresión y garantizar el derecho a la información.
El periodista amenazado más reciente, el editor en México de
Play Boy, Gabriel Bauducco, en un video publicado el viernes 3 de agosto, deja
muy claras las fuentes de las que habrían remitido amenazas a su correo
electrónico: “Hemos entregado a nuestros lectores contenido periodístico de
calidad y producido responsablemente. En los últimos meses hemos publicado
crónicas de acarreados en los mítines políticos, burocracia en el IFAI, la
tortuosa entrada de los visitantes a las cárceles de México. No sabemos cuál de
todos estos contenidos o algún otro originó” las amenazas, dijo.
La carencia de compromiso para acabar con la opacidad en las
investigaciones vinculadas con los periodistas y medios de comunicación y la
consecuente impunidad, son un mensaje de aliento para quienes pretenden coartar
el flujo de las ideas y expresiones, como ocurre con el caso del periodistas
Antonio Heras Sánchez, corresponsal de La Jornada, cuyo agresor del pasado 23
de febrero en Mexicali, se encuentra confeso.
Sin embargo, la Fiscalía Especial para la Atención de
Delitos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), que asumió el caso por las
gestiones realizadas por la Fundalex, habría integrado mal el expediente al no
fundar ni motivar las causas para que la agresión al periodista fuera atendida
en el ámbito federal por el delito de lesiones agravadas, mientras la
procuraduría local desestima los hechos como un asunto vinculado con el
ejercicio periodístico del también director y columnista del portal
enlineabc.com, en la capital del estado de Baja California.
En la audiencia del pasado 11 de julio, la juez XV de
Distrito del Poder Judicial de la Federación, María Elizabeth Acevedo Gaxiola,
se declaró incompetente para atender el expediente 279/2012, resolución
confirmada cinco días después.
“Estamos analizando si pedimos un amparo”, dijo Heras
Sánchez, “porque ésta resolución me deja en total indefensión, además que emite
un mensaje de impunidad, tal y como en su momento lo generó con su actuación la
propia Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California”.
Otro caso reciente es el de la periodista Lydia Cacho, quien
el viernes 27 de julio recibió una llamada a su aparato de radiocomunicación
donde una voz masculina le exigió que dejara de inmiscuirse en sus asuntos: “no
te metas con nosotros o te vamos a mandar a casa en pedacitos”. No es la
primera vez en 2012 que Lydia recibe amenazas: en junio fue blanco de dos, una
por correo electrónico y otra por teléfono.
La periodista ha sido amenazada y fue secuestrada y
encarcelada por el gobierno de Mario Marín Torres en Puebla, producto de sus
denuncias por trata de blancas por personajes cercanos al ex gobernador. Cacho
anunció que ha salido del país porque su vida corre peligro.
El mismo 27 de julio la reportera Cecilia Cota Carrasco,
trabajadora de El Diario de Sinaloa, fue amenazada públicamente en Culiacán por
el dirigente campesino Serapio Vargas, ex candidato a diputado por el partido
Nueva Alianza. La amenaza surgió durante una entrevista concedida a petición
del líder, después de que la reportera había publicado que Vargas encabezó una
protesta de campesinos en el Congreso estatal con el objetivo de suspender una
sesión el 24 de julio.
Vargas Ramírez encaró a la reportera desde el inicio de la
entrevista y le dijo que había usado todos sus mecanismos para saber quién era
ella. “Tú no tienes ni la menor idea del líder con el que estás hablando,
porque este líder encabezó una quema de una panga en el 2002 con más de mil pescadores
y soy capaz de muchas cosas [...] tengo a toda tu familia ubicada en el
face[book]... estamos checando algunas cosas”, le advirtió.
Otro caso es el del director del grupo NotiDF en Internet,
Armando Ramírez, en el Distrito Federal, a quien el sábado 28 le enviaron el
siguiente mensaje a su teléfono: "O quitas el reportaje contra los
patrulleros de Tláhuac los tengo ubicados a ustedes pendejos y a to...da su
familia no supieron con quien se metieron otro reportaje como el q sacaron se
muere toda su familia pendejos".
El periodista expresó que las extorsiones se comenzaron “a
reportar días después de que se llevó a cabo el cambio de jefe del sector (de
la policía de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal en el
área de Tláhuac), lo que preocupa que puedan darse aún más casos como
este".
Y el ataque en contra del diario Sierra el domingo 29 en San
Pedro Garza García, se suma a los simultáneos del pasado día 10 de julio contra
Linda Vista de Guadalupe y La Silla de Monterrey, los tres del Grupo
Norte-Reforma. Fue el sexto ataque contra la empresa en dos años, los cuales se
suman a la incursión en el hogar del director editorial Lázaro Ríos el pasado
22 de mayo en el Distrito Federal.
Estos ataques en contra de los periodistas y medios de comunicación
y la impunidad con que se cometen porque no existe castigo para sus
responsables —ni hoy ni los cometidos en meses pasados—, a la vez que
desalienta el ejercicio de la crítica y señalamientos periodísticos, ofrece el
estado de cosas idóneo para que las agresiones se incrementen.